miércoles, 14 de agosto de 2019

CRÓNICAS BÁVARAS 6

MUNICH: Celes fue el guía
Es la capital, la mayor y la más importante ciudad del estado federado de Baviera y, después de Berlín y Hamburgo, la tercera ciudad de Alemania por número de habitantes. Se encuentra sobre el río Isar, al norte de los Alpes Bávaros.El lema de la ciudad es München mag Dich (A Múnich le gustas). Antes de 2006 era Weltstadt mit Herz (Ciudad cosmopolita con corazón). Su nombre, München, deriva de Munichen, del alto alemán antiguo, que significa «en el lugar de los monjes». El nombre de la ciudad viene de los monjes benedictinos que fundaron la ciudad; de ahí que en el escudo de la ciudad haya un monje. Los colores oficiales de la ciudad son el negro y el oro, colores del Sacro Imperio Romano Germánico, desde tiempos de Luis IV de Baviera. Como todas las grandes ciudades, Munich ofrece al turista un sin fin de posibilidades para que pueda satisfacer con creces su visita. Lo mejor, a mi entender, es apuntarse a una de las visitas guiadas gratuitas que organizan cada día las autoridades municipales. De una forma variablemente narrativa en dos o tres horas el turista puede tener una visión general de la ciudad, a parte, por supuesto, de lo que cada cual haya leído y estudiado al respecto por su cuenta. Son dos maneras de entrar a la capital bávara complementaria. Aunque muchas de las cosas que contó el guía Celes ya las había leído en libros o me lo habían dicho amigos que habían visitado la ciudad antes, sin embargo, escuchar las palabras de Celes (un tipo de cincuenta años, nacido en Segovia, que trasmitía todo el entusiasmo de quien está empezando a caminar por el mundo al mismo tiempo que el aplomo que otorga el paso del tiempo) me colocaron ante una perspectiva de la ciudad distinta. Sin abandonar en ningún momento su función de guía, que es por lo que le pagan, lo que mueve a Celes (y a los se dedican a esta profesión) es a hacerse oír, cada día que se ponen delante de la audiencia que les ha tocado en suerte, como si fuera la primera vez que dice lo que nos cuenta. Y así fue. Celes empezó su alocución según el colegueo, digámoslo así, que corre por las redes sociales, bajando el listón porque, supuestamente, sus palabras llegarían a todos. Es la manera que la nueva generación de guías ha adoptado para llevar a cabo su trabajo, al menos en los primeros minutos de cada recorrido. Al igual que un youtuber piensan que es la mejor manera de persuadir a la veintena de oyentes que tiene delante. Pero la comunicación virtual no funciona como la real o en directo. Los guías lo saben, pero no pueden dejar de intentarlo, pues acaso aquella atraviese la mente y el corazón de su audiencia, hoy toda digitalizada. El caso fue que a los pocos minutos de que Celes empezara a representar su papel de youtuber surgieron la disidencias entre el respetable, entre los que yo me encontraba aunque lo que hiciera de forma callada. Pero quien se encontraba a mi lado no tubo ningún empacho en mostrar su desacuerdo en voz alta con el estilo del guía que nos iba a conducir durante dos horas por el centro de la capital bávara. La otra forma de hacer de guía es la académica, y hay una tercera que directamente se mete en el territorio de la farándula. De las tres he tenido experiencia, y prefiero, como valor seguro, al guía académico, y luego al experimental tipo Celes. Los guías faranduleros son bastantes indigestos, sobre todo porque solo ven niños o adolescentes entre la audiencia y a ellos exclusivamente se dirigen, lo que hace que los adultos que no vamos acompañados de menores de edad nos veamos inmersos, sin que nadie nos haya avisado antes, en una de esas actividades escolares fuera del aula de las que forman parte hoy del diseño curricular de escuelas e institutos.