No se quien dijo, a lo mejor fui yo, que mientras no seamos capaces de aceptar que un personaje literario o cinematográfico, que represente a alguien que nutre el grueso ejército de los marginados o los desposeidos, sea también un grandísimo hijo de puta, mientras no seamos capaces de aceptar eso, aunque vuelva difuso y sospechoso el perfil mas querido de nuestro prestigio social y nos deje perplejos el temblor raro de nuestra conciencia, no nos podremos considerar buenos lectores o espectadores. Si nada mas nos dejamos llevar por nuestros gustos, aficiones o ideologías de supermercado ataviadas con impulso narcisista excluyente (me gusta o no me gusta, lo marco o no como favorito, lo selecciono y lo reenvio a amigos y conocidos, o paso un rato con ello y después lo ovido para siempre, voy a tal evento o me voy de copas, hoy de copas que el otro fui de eventos, o facha o progre), que vuelven inidiscriminados e intercambiables todo lo que tocamos o miramos, no nos quejemos del estado de malestar reinante que nos aflije o nos indigna o nos mosquea o nos convierte en salvadores o nos da igual, porque los mercados son así, y nosotros sus mas conspicuas y eficaces mercancias. Y ese malestar ha venido para quedarse. Al fin y al cabo es su negocio.
Arranco así a cuenta de las críticas y opiniones que he leido de la peli la dama de Hierro, de Phyllida Lloyd. Fue hace mucho tiempo cuando aniquilaron la autonomía del arte respecto a los intereses, a corto y largo plazo, de la maquinaria del estado. Pero las cosas, aunque a mas de uno le pueda parecer increible, no siempre fueron así, porque no siempre existio un estado como hoy lo conocemos. Es lo que tiene dejar en manos de esa verdad y razón estatal la monopolización absoluta de la violencia, que tambien se apropia de toda la que arrastra y conlleva la otra verdad, la de la imaginacion creativa. Por ello habra que repetirlo una vez mas. La dama de hierro es una pelicula sobre la vida de Margaret Tatcher, no es la vida de Margaret Tatcher. Es una muy buena película, gracias a Meryl Streep, no a Margaret Tatcher. La vida y existencia de Margaret Tatcher es unica e intransferible, solo la esta viviendo ella y casi toda se encuentra alojada de forma irreversible, irrecuperable y para siempre en el pasado. Y esa verdad, como la de todas las personas de carne y hueso, acabará viviendo en sus cenizas, como lo hara la nuestra metida en su hueco final. Los hechos que produjo son unicamente pura estadística, material maleable a la espera de que alguien les de forma. La dama de hierro, protagonizada por Meryl Streep, es una de esas formas, la primera, es, también, la otra verdad gracias a su labor interpretativa, que hace una interesante aproximacion (el arte no es mas que eso, intentos aproximativos a aspectos de esa verdad de la existencia, oculta y desconocida, tambien hay que volver a recordarlo), mediante el lenguaje cinematografico utilizado por su directora, creando así una particular realidad (una chica que es hija de un tendero y que, contra el rígido imperativo de su clase social y en un mundo dominado ferreamente por hombres, lucha con todas su fuerzas para estudiar en Oxford y llegar a lo mas alto en su carrera política) que se aloja indefectiblemente en nuestro presente, ya que mientras sigamos vivos la podemos ver cuando nos pete. Como también sería otra forma y otra verdad la versión que podría hacer sobre la primera ministra de su majestad, digamos, Ken Loach, con Vanessa Redgrave como principal portagonista. Y tambien formaria parte indefectible de nuestro presente, por la misma razón que la de Lloyd y de cualquier película.
La película no es buena o mala por la simpatía o antipatía que nos suscite el personaje. Es su guión, sus diálogos, la calidad de sus actores, la planificació, la música, etc., usted ya sabe, lo que le otorga ese veracidad por si misma. Las razones de estado y de las ideologías que se queden en las hemoretecas o en los manuales al uso. El hundimiento, de Oliver Hirschbiegel, me pareció una excelente aproximacion al enigma del tipo mas odiado de la historia reciente. ¿Hay que seguir repitiendo, que ser muy querido por la peña no nos libra del enigma que nos acompaña por estar vivos? El documental de Oliver Stone sobre Fidel Castro me parecio un tostón, porque es un tostón escuchar al actor de la Revolución Cubana. Los politicos son muy malos actores haciendo de si mismos. Las pelis de John Ford se pasan por el arco del triunfo el genocidio de los indios nativos americanos, pero son de los mas bellos poemas de la inteligencia que he visto. Y tal y tal.
Repito. Nunca llegaremos a nada que no sea seguir comprando en el gran supermercado en que se han convertido nuestras vidas, si unicamente nos dejamos guiar por nuestros gustos y aficiones, o por las ideologías, esas formas herrumbrosas del gusto cuando perseveran en la inanidad de su acción y en conservarse como blancas patenas ajenas al roce con el espacio y el tiempo. Si no somos capces de construir espacios que dejen de ser espejos de nosotros mismos. Allí donde, como antaño, la verdad artistica no sea molestada ni ocupada por la verdad del estado o del mercado, ni por la tabarra de todos sus feligreses.