martes, 26 de octubre de 2010
CUANDO EL PODER LLORA
Ver llorar a un señor ministro en el banco gubernamental del parlamento me produjo semejante efecto que al ver de nuevo el cuadro de "El grito", de Edvard Munch. ¿Es el personaje del cuadro quien grita con pavor por algo que está viendo?, o bien, ¿se tapa los oídos para no oír un grito del que trata de defenderse? Como la máscara del cuadro de Munch, la cara enmascarada del señor ministro, detrás de la que oculta su rostro como hace todo profesional del poder, ¿llora porque al fin se va o porque no quiere irse?, ¿llora por la satisfacción del deber cumplido o porque siente que ha fracasado? O llora, tal vez, ¿porque se da cuenta mientras lo dimiten, que debajo de la máscara que se ha construido durante tantos años de ejercicio del poder, no le queda rostro alguno con el que seguir viviendo? Entonces, ¿de dónde le vienen las lágrimas? ¿Debemos convenir, que en la máscara del poder se resume la quintaesencia de todas nuestras emociones?