viernes, 22 de octubre de 2010

LA RED SOCIAL, de David Fincher


SALVEMOS A LA ESPECIE HUMANA

Como esas modelos de belleza éterea, que es imposible imaginárselas yendo al cuarto de baño a dar cumplida cuenta de una diarrea, así mucha gente utiliza el lenguaje cuando se trata de hablar de la que nos está cayendo o de escribir su opinión sobre una peli o de hablar sobre un libro o de escribir sobre un cuadro, en fin, cuando se trata de escribir y hablar sobre lo que sea. Me refiero a esa manía de seguir haciendo un mito del glorioso asunto de fijar las palabras y todo el séquito que lo acompaña. Efectivamente hablar y escribir forman un hito en la evolución de nuestra especie, pero no es para usar el lenguaje como si el mundo hubiese llegado al climax evolutivo simbolizado en la geometría de una una pasarela de moda. Con sus medidas y todo, talla 38 y punto.

Ahí mucha gente por ahí que piensa que escribir es lo mismo que hablar. Y que escribir por escribir es lo mismo que hablar por hablar. Y al revés. Su cerebro es mas complejo, pero se apuntan a un modelo de expresión standard, limpio o sucio, que les hace mostrar siempre esa levedad con la que se encuentran tan orgullosos. Va un político cesado y dice: los ciudadanos siempre han sido mi guia y lo seguirán siendo. Va un opinador profesional y escribe: lo que nos pasa es un problema de falta de conciencia. Va un moralista y habla y escribe y escribe y habla: lo que ocurre es que se han perdido los valores. Va un interno de la casa del Gran Hermano y le ladra a una interna: yo es que estoy con la berrea y lo que quiero es follarte. Va Mark Zuckerberg (en la peli la red social) y larga la mejor contestación, en un momento de la sesión judicial, a la pregunta de si robó o no la idea a los gemelos que le han puesto un pleito: “Si vosotros hubiérais creado Facebook habríais creado Facebook”.

Todavía muy en plan Gutemberg, y teniendo en cuenta el auge de lo anterior, hay quien sigue pensando que la escritura es superior en conocimiento y consciencia de los hechos que el habla. Y que por lo tanto, escribir, aunque sea por escribir, es un indicador de progreso social. A lo que rapidamente añaden, antes que los ingenieros le partan la cara, que la tecnología de los de letras es superior a cualquier otro sistema de notación, por ejemplo, que el númerico de los de ciencias. Y acaban sentenciando, con redoble jubiloso del diccionario, que la cultura escrita supone un desarrollo cognitivo del individuo y un acceso garantizado al pensamiento abstracto. Y tal y tal.

El otro día le dije a un maestro, yo quiero mucho a la gente de la enseñanza, que le echara un ojo a la peli de David Fincher (a usted si no lo ha hecho, se lo ruego encarecidamente, aprovechando el anonimato) para entender el mundo que se nos viene encima. Creo que es de letras, y me contestó: lo de los ordenadores y la educación es un problema de la ausencia de ideología, yo con los ordenadores lo justo, conservando la distancia.

Le juro que mi invitación a ver la peli no tenía bala en la recámara. Es excelente en su construcción. Hay que tener mucho talento para fijar en imágenes y con palabras un mundo que va la velocidad de la luz, donde la materia y los sentimientos tienden a nada. Einstein quedaría estupefacto con la representación que ha hecho Fincher de su famosa fórmula. Invité al maestro, y se lo vuelvo a hacer a usted, porque hay dos frases de esas que sacan el habla y la escritura de la levedad insulsa de la pasarela y los lanzan al roze con todas las esquinas del mundo, de donde nunca deberían salir, porque es allí donde se cuece el cotarro de la comunicación humana que es para lo que sirve hablar y escribir. Son las que siguen.

El guionista Aaron Sorkin - autor de los dialogos de la peli, que hacen grande a este artefacto narrativo incluso cuando no dicen nada, pero que estan creados al servicio del poder de significación que se levanta como una torre de hércules en medio del más absoluto vacío emocional - ha dicho en una entrevista que: “facebook puede desaparecer por falta de sinceridad”. Y en unos de esos luminosos diálogos Sean Parker, ex de Napster, le dice a Zuckerberg: “Tú has de ser el presidente. No dejes que te digan que es la hora de los mayores”.

Yo que el maestro haría “amigos” a todos sus alumnos para educarlos en la escuela de facebook. No veo otra manera de empezar a salvar la enseñanza de la indiferencia, por falta de sinceridad, en que se esta metiendo, ya que unos adolescentes, por primera vez en la historia de la humanidad, dominan algo que no saben hacer los adultos. No veo otra manera de salvar el hablar y el escribir, que es lo mismo que salvar a la especie. Humana, por supuesto.