lunes, 15 de mayo de 2023

LA MALA EDUCACIÓN

 Me dirá que lo mío es obsesión, que parece que siempre estoy alojado en la parte baja de la espina dorsal del cuerpo social para observar, desde ahí dentro, como van las cosas allí fuera. No seré yo quien le niegue semejante especulación sobre la posición que ocupo en el mundo. Es por ello que, sin más demora, ya le digo que es más que probable que tenga razón. Aun así, con el permiso  de su paciencia preste atención a lo que le voy a decir.

La mala educación es la atmósfera que nos envenena por fuera y estercola por dentro, cómplices del alma tan temprano: queridos padres y madres, profesores y profesoras, hijos y alumnos, empresarios y trabajadores, nativos e inmigrantes, etc. Vendedores y clientes todos ellos, que chapotean en el mismo y único mercado que da forma a la sociedad en la que vivimos. De tales transacciones son de las que verdaderamente sabemos y contra ellas es donde únicamente podemos intervenir para salvarnos honradamente. Lo demás es auto propaganda y vanidad, que no descansa nunca. 


La buen educación es la partera de la democracia. Quien tiene mala educación, por tanto, atenta directamente, fíjese, contra esa forma de convivencia que es nuestro único y verdadero destino. A saber, quien se cree superior ideológicamente o económicamente, quien le niega la palabra al otro por ser de otra fe o de otro bolsillo, o porque no quiere hablar cara a cara con el otro porque tiene un móvil en la mano que atesora en su interior algo mucho mas valioso que las palabras que pueda decir ese otro. En fin, quien se deja conducir por la pereza y el abandono, porque piensa que cuando mira al frente no hay más destino en el horizonte que el mismo. Como lo oye.