Nuestra mirada es tan ciega porque no salimos del "estanco". Permanecemos demasiado tiempo "estancados" dentro del radio de acción que nos proporciona la mirada literal allí dentro. Absorbidos por las urgencias del pragmatismo de la vida cotidiana, nada más vemos lo que nos resulta útil, es decir, lo que se puede medir y contar, que son las coordenadas en las que se mueve la vida dentro del "estanco". Resolver problemas y entuertos. Y descansar o distraerse de semejante fatiga.
Para salir del "estanco", como hace Auggie Wren, hace falta ayudarse con la imaginación. Imaginar no es otra cosa que pensar lo que puede haber fuera del "estanco". Para lo cual hay que moverse en una dirección y hacia un ámbito que no es el habitual mientras estamos "estancados". Ahora hay que salir, movernos, a la busca de algo que nos conmueva. Que nos mueva y nos conmueva, al mismo tiempo, el ánimo. Mientras estamos "estancados" basta con demostrar algo o discursear sobre algo para obtener los beneficios o réditos que buscamos. No es propio del pragmatismo diario conmover, sino hacer transacciones o dictar órdenes. Negociar e imponer. Aunque bien es verdad que sin proponérnoslo expresamente, en el quehacer diario nos podemos encontrar de frente con una conmoción, por ejemplo, presenciar en directo un accidente o un suicidio o un asesinato. Nos conmueve pero no necesariamente nos mueve. Lo habitual es que nos quedemos como estamos.
Pero si nos fijamos, lo que busca Auggie Wren al poner la cámara fotográfica donde lo hace es algo mas que ese tipo de conmociones, que a buen seguro ha visto muchas desde dentro o a la puerta del estanco donde trabaja. Lo que busca es comprender algo que cree se puede ver solo desde ahí y que, además, le importa. Y que si sigue "estancado" intuye que no es posible moverse, conmoverse y entenderlo al mismo tiempo. Y tiene claro que eso es lo que necesita.