miércoles, 5 de octubre de 2011

LA INUTILIDAD DE LA CERTIDUMBRE

Fue la irrupción de aquel patán, intentando ligar en medio de la noche provenzal de Arles, una anécdota de esas que ayuda a llenar de certidumbre inevitable todo lo que nos rodea, una anécdota que empuja a la categoría de dogma esa frase que todo el mundo tiene a punto para soltarla en cualquier momento, una vez que la conversación se encalla: es lo que hay. Si todo el mundo usa esta frase como corolario de cualquier digresión o razonamiento, por simple que sea su aliento, quiere decir que no hay mas y que, por tanto, es inútil la búsqueda.

Oída allí en Arlés, bajo la influencia del espectro de Van Gogh, la conclusión es bien distinta: lo que hay es lo que sobra. Lo que hay nos instala en un espejismo de aparente claridad. Lo que hay no hace otra cosa que sustituir un lo que hay por otro. Lo que hay elimina todo lo que le sobra, para que nunca podamos imaginar lo que puede llegar a ser. A eso se le llama cordura.

Van Gogh vivió siempre acosado por la incertidumbre y sabía que el misterio que le rodeaba no lo podría esclarecer nunca. Sabía que fuera del estrecho círculo que él creaba con su luz todo eran tinieblas y misterio. Sabía que los caminos de Arles no lo llevaban a ninguna parte, pero si cada día no cogía su caballete y sus pinceles, y caminaba por alguno hasta llegar a un sitio donde colocarse, era el quien era incapaz de levantarse de la cama. A eso le llamaron locura.

¿Para que sirven lo muertos?, le preguntó un día mi hermana a mi abuela cuando éramos pequeños: los muertos sirven para que los vivos vivan. De repente en el recreo escolar, el otro día, un niño de 8 años pregunto que era una puta, otra niña de su misma edad le respondió: una señora que esta al pie de la carretera para contar los coches que pasan. Los caminos no suelen ir a ninguna parte, pero sino volvemos sobre los que recorrieron los muertos e ignoramos los que inician los niños, seremos nosotros los que nunca llegaremos a parte alguna ni a nada. Son de los que no hay. Imagine.