viernes, 31 de octubre de 2025

ARCIPRESTE DE HITA

 LIBRO DEL BUEN AMOR (fragmento)


Pasando yo una mañana
el puerto de Malangosto
asaltóme una serrana
tan pronto asomé mi rostro.
-“Desgraciado, ¿dónde andas?
¿Qué buscas o qué demandas
por aqueste puerto angosto?”

Contesté yo a sus preguntas:
-“Me voy para Sotos Albos”
Dijo: -“¡El pecado barruntas
con esos aires tan bravos!
Por aquesta encrucijada
que yo tengo bien guardada,
no pasan los hombres salvos.”

Plantóseme en el sendero
la sarnosa, ruin y fea,
dijo: -“¡Por mi fe, escudero!
aquí me estaré yo queda;
hasta que algo me prometas,
por mucho que tú arremetas,
no pasarás la vereda.”

CLUB DE LECTORES ADULTOS 44

 La falta de compromiso con la lectura propia del texto y con las lecturas de los otros lectores en los club de lectores adultos, no solo banaliza el encuentro sino que como toda banalizacion impide imaginar algún tipo de esperanza, que con la práctica lectora en compañía pueda hacer surgir ese compromiso anhelado. Esto es lo que hay, si quieres bien y sino quédate en casa contemplando lo que da de si tu libertad de expresión individual. Es decir, no hace falta exhibir con tanta autocomplacencia ante los demás lectores, justo aquello  que tiene voluntad de ser comunicado con humildad y duda, la propia lectura, por más que la escritura del texto busque lo segundo antes que la primera. Al final, lo que se impone sobre todo lo demás y los demás es que cada lector diga lo que le pete. El texto como pretexto es el lema para la cháchara y el cotilleo, que se desprende de lo anterior de forma inevitable.

Tres puntos de origen para que estas conductas proliferen así en estos encuentros de lectores y entre lectores. Uno, el miedo como refugio identitario de nuestros prejuicios y complejos. Dos, la ignorancia, pues nadie quiere que se sepa en la conversación pública que no sabemos tanto como aparentamos saber. El club de lectores adultos debe ser el espacio y el tiempo del “saber del no saber”, pues para eso hemos llegado a la edad adulta. Tres la pereza a la hora de pensar sobre lo que leemos, que está adherida, como una lapa a la roca, a la colosal cobardía que al final paraliza al lector que la padece, convirtiéndolo en la más tóxica de las víctimas y, al unísono, en el más vengativo de los verdugos.  “Sapere aude”, de nuevo el precepto de Kant cobra toda su vigencia más de doscientos años después, en este mundo nuestro donde todo vale y todo vale mismo.


Por tanto, a la luz de estos motivos el compromiso con la lectura del club de lectores adultos no es solo una cuestión de modales y cortesía, sino también de valentía y coraje, para vencer ese miedo a reconocer ante los otros lectores que no hemos entendido muchas cosas de la lectura y que venimos al club de lectura apasionados con un puñado preguntas que nos han conquistado sin vuelta atrás. 

miércoles, 29 de octubre de 2025

CARMEN BERASATEGUI

 LAS MIMOSAS

Me gusta mucho el mes de febrero
porque comienza la época de mimosas.
Este invierno viene templado y florecen
un poco antes, me ha dicho la floristera.
Me regalo un ramo de mimosas
todas las semanas y las contemplo, hermosas,
en la mesa de madera frente a la tímida ventana.
Irradian una luz dorada, un no sé qué tierno
que embellece la estancia.
Mira qué tontorrona,
pero las mimosas me hacen feliz la jornada.

Me pregunto si los que no tienen para comer
advierten este prodigio.

CIUDADANO BERLINÉS 5

Dejé al Corso bajando las escaleras de la catedral sin obispo de Berlín que lo conducían a la cripta donde estaban enterrados los miembros de la Haus Hohenzollern, dinastía alemana de rancio abolengo cuyos miembros fueron príncipes, electores, y reyes, emperadores de Hohenzollern, Brandeburgo, Prusia, alemán y. Rumanía. Es de suponer que lo que quiere - así me lo confesó su asistente antes de despedirme de la comitiva victoriosa que seguía al Corso - es tomar medidas de cómo y dónde van a colocar su posteridad una vez que deje el Imperio de los mil años que quiere construir. Ese Imperio no era el suyo, sino del cabo furriel con bigotito cien años después, pero no me cuesta imaginar que ya rondaba por la imaginación debajo del tricornio del Corso.


Al salir de nuevo a la avenida de Under den Linden la normalidad del ambiente volvía a recuperar sus hechuras, después del paso del huracán victorioso del Corso. Dirigí de nuevo mis pasos hacia la puerta de Brandeburgo para desde allí acercarme a la Nueva Galería Nacional de Berlín, la primera y la única obra que queda en la capital alemana de mi admirado Ludwig Mies van der Rohe. Exteriormente el edificio se constituye como un gran zócalo de piedra sobre el que se eleva una enorme cubierta metálica cuadrada sustentada por ocho pilares perimetrales. Retranqueado de la cubierta, se dispone un cerramiento enteramente de vidrio, por lo que visualmente, el espacio del museo es prácticamente un trozo de explanada cubierto, solo interrumpido por dos pastillas de comunicación vertical y aseos. Sin embargo, en condiciones normales, el espacio de museo contiene elementos de tabiquería que varían con las distintas exposiciones y que limitan esa continuidad visual. Este edificio es una de las muestras más representativas y refinadas de la búsqueda de la elegancia mediante la simplicidad conceptual y constructiva: un reflejo de la famosa frase "menos es más" que popularizara este mismo arquitecto. Este espacio a nivel de superficie es solo una parte del museo, que hace las veces de atrio, mientras que las salas de exposición principales se sitúan bajo tierra. El museo forma parte del complejo de edificios culturales de Berlín (Kulturforum) y está principalmente dedicado al arte del siglo xx, con particular énfasis en expresionismo, cubismo y Bauhaus. Contiene obras de Klee, Munch, Kandinsky y Pablo Picasso, entre otros importantes artistas.


Menos es más y Dios esta en los detalles, resume una ética de Mies van der Rohe contraria a la del Corso, que sigue metido en la cripta de la catedral de Berlín buscando inspiración para su posteridad. Dos frases que resumen una forma de mirar un mundo que no se dejaba mirar. Como pasa ahora mismo. Mies tiene una obsesión rigurosa por la función y por la técnica de la obra que realiza. Solo sabe de una cosa pero persigue durante toda su vida con total ahínco y tenacidad. Lo cual lo encarna muy bien, otra vez, el eslogan: menos es más y dios está en los detalles. Hace arquitectura moderna pero enraizada en la convención prusiana. Lo que no se entiende, visto desde hoy, es la catalogación de la obra de Mies por parte del cabo furriel con bigotito como arte degenerado, que lo obligó a abandonar Berlin y emigrar hacia Chicago. El Corso habría sido más indulgente y le habría pedido a Mies algún encargo para albergar las glorias imperiales de su posteridad.


lunes, 27 de octubre de 2025

RAFAEL CAMARASA

 TRANSEÚNTE

De visita en esta ciudad vieja
sé muy bien que el tiempo de gracia es limitado,
así que gozo de sus cafés y sus museos,
de la catedral que levantó un genio antiguo.

Como siempre, me iré unos segundos antes
de que un ángel rompa una estatua
a martillazos.

Hay un momento en que todo se endurece:
hasta el rictus de las madonas de los lienzos.
He estado en muchas ciudades y he aprendido
que solo son hermosas las de paso.

CIUDADANO BERLINÉS 4

 El Corso no acaba de encontrarse en su salsa a medida que desciende por Unter den Linden para visitar los fastuosos edificios que festonean la avenida, cuyo estilo es el orgullo del reino prusiano al que acaba de someter este mismo día. Así que decide tomarse un respiro y se acerca a la estatua ecuestre de Federico el Grande, el gran artífice del ejército prusiano, con el ánimo confuso, tal y como años más tarde confesó uno de sus almirantes. Unas confesiones que ennoblecían, por decirlo así, el arte de la guerra entre caballeros. Aunque quizá, dice entre líneas el almirante, la confusión del Corso venía de que sus correrías bélicas por todo el continente europeo estaba rompiendo por primera vez con esa nobleza en el arte de guerrear, inaugurando el saqueo y aniquilación física sin piedad del enemigo, incluida la población civil que se cruzara en el camino, como principio fundamental de toda guerra por venir. Dicho de otra manera el Corso con una mano predicaba los valores ilustrados, pero con la otra bendecía el espíritu de la guerra total que se avecinaba. Y esta patente contracción lo ponía mustio, al decir del almirante en sus memorias. Mirando hacia su castillo, Federico II encima de su caballo lleva su uniforme militar con un abrigo de armiño y su característico bicornio - también se pueden ver sus muchas decoraciones. El pedestal está adornado con dos bandas talladas que representan la vida del rey y cada una de las esquinas del pedestal representa una virtud cardinal. El Corso no sabe si hacer un saludo militar que trate de igual a su antepasado, o por el contrario hacerle un corte de mangas a la estatua como un gesto significativo que de a entender a quien lo quiera ver que a partir de ese momento El, el Corso, representa el año cero de la nueva referencia militar en todas las academias militares del mundo, Europa incluida. Ni lo uno ni lo otro. El Corso se limita a mirar la estatua de frente, y a continuación encamina sus pasos hacia el nuevo cuerpo de guardia, edificio situado a golpe de vista de la estatua de Fritz, como así se dirigió al hombre a caballo cuando continúa su paseo por el Unter den Linden, “hasta siempre Fritz”. Nostálgico se nos puso el Corso. La Nueva Guardia (en alemán: Neue Wache) es un edificio neoclásico localizado en el centro histórico de Berlín, construido entre 1816 y 1818 de acuerdo con los planos del arquitecto alemán Friedrich Schinkel como caseta de vigilancia del Palacio Real. Actualmente es un monumento recordatorio a las "víctimas de guerra y dictadura" y bajo el óculo se halla la estatua Madre con hijo muerto de Käthe Kollwitz, también llamada La Pietá Kollwitz. Expuesta al sol, lluvia y nieve, simboliza el sufrimiento de los berlineses durante la Segunda Guerra Mundial. En el centro de la plaza Bebel se encuentra la biblioteca hundida. Este monumento recuerda el evento de la quema de libros del 10 de mayo de 1933 - la famosa noche en que grupos de jóvenes nazis, a instigación del ministro Joseph Goebbels, quemaron 20.000 libros de autores judíos, marxistas o pacifistas considerados como propagadores de un espíritu no alemán. Cuando el Corso llegó a la plaza Bebel, una vez que cruzó el bulevar Unter der Linden, sintió un pasmo de confusión porque no sabía a cuento de que lo habían llevado hasta ese lugar, a Él, el Corso, que en teoría lo sabe todo. Un asistente se le acercó a la oreja y le dijo, majestad esta usted encima de la biblioteca hundida. Es una obra del artista Mischa Ullmann, siguió el asistente, y recuerda el acontecimiento de la historia alemana de la quema de libros. Si se fija su majestad los transeúntes pueden ver una librería con estantes vacíos bajo una placa de vidrio en el suelo. Un verso de Heine está grabado: "Donde se queman los libros, al final se queman los hombres". Pues eso, tome nota su majestad, dijo el asistente, ahora que está a punto de conquistar toda Europa, cómo hizo su sucesor casi 150 años después. No prestó mucha atención el Corso al significado de lo que le estaba enseñando sus asistente, y dando muestras de su proverbial impaciencia y mala leche le dijo, como respuesta a lo que le estaba explicando, que si quedaba algo por ver pues tenía mucha sed y quería tomarse una cerveza grande. La catedral protestante de Berlín, majestad. Es aquella que se ve desde aquí. Si la llamamos "Catedral de Berlín" en francés, es un error lingüístico porque la iglesia no es una catedral en el sentido estricto de la palabra - nunca ha sido la sede de un obispado. El edificio, de gran belleza estética, alberga la cripta familiar de la dinastía Hohenzollern, la pila bautismal de Christian Daniel Rauch y el mosaico Petrus de Guido Reni. El órgano de la catedral, con más de 7000 tubos, es una obra maestra y uno de los más grandes de Alemania. Algo más dijo el Corso. Nada más majestad, contestó su asistente. Pues vamos a tomar esa cerveza y después visitaré la cripta de mis anfitriones, le contestó con sorna el Corso.


miércoles, 22 de octubre de 2025

AMALIA BAUTISTA

 SURSUM CORDA

A veces es muy fuerte la tentación, las ganas
de abandonarlo todo, de dejarse,
que ya no son edades, ya no es tiempo,
que ya está todo hecho, muy mal hecho.
Es fácil la pereza y es difícil
embarcarse de nuevo en la tarea
de rescatar las ilusiones.
Pero tú, corazón, sigue latiendo
mientras te deje el mundo.
Hoy es el día, hoy es el primer día,
y ya nunca seremos más jóvenes que ahora.


CLUB DE LECTORES ADULTOS 43

 La Ficción es una salida que ha inventado la humanidad, porque se ha dado cuenta que, si no fuera así, la posibilidad de lo monstruoso seria la única salida para los seres humanos monstruosos. ¿Una salida a qué, se preguntarán? Oh, muy sencillo. Una salida a aquello que ocurrirá cuando no ocurra nada. Una salida a lo que sabemos del fin de todo esto. Una salida al auténtico país de nunca jamás. Una salida a nuestra base monstruosa constitutiva. Parecerá que lo hacen en otro planeta, es decir, en el interior de una novela o un cuento, una pintura, un cuadro, en movimiento, en el que lo irreal también está sucediendo, y lo lleva haciendo todo el tiempo, desde el principio de todos esos tiempos. Gracias Ficción.

Los hechos están sobrevalorados, se olvidan pronto. Sin embargo, hay ficciones que siguen fructificando la mente del lector trescientos años después. Lo repito una vez más. La mayoría de los lectores adultos no vive de forma apasionada y creativa, al asistir al club de lectura, al lado de sus preguntas (la materia de que está hecha la ficción que los ha convocado), que es lo mismo que decir que viven en contacto con su ignorancia (el saber del No saber). Muy al contrario esa mayoría de lectores vive dogmáticamente pegados a sus creencias ideológicas (la materia de que están hechos los dogmatismos y las supersticiones: yo se de esto, de lo otro y de los más allá), que es la forma más eficiente y cínica de ocultar su descomunal ignorancia.  Oh, no lo hacen, en realidad, porque nada de lo que existe en esos libros que leen les importa demasiado hoy, muy al contrario se comportan así porque solo les importa lo que tenga que ver con su propio Yo.


De tal manera es lo anterior que esos lectores a los que aludo sólo creen en aquello que controlan, lo que ellos llaman realidad. Así en su vida como en las sesiones del club de lectura al que asisten. Una realidad que no es otra cosa que lo que controla cada uno de los Yo que los habitan por separado. Una realidad sin el otro y sin lo otro y sin comunidad. Una realidad donde cada YO no experimenta ninguna satisfacción intelectual por saber que el otro tiene razón. En esas estamos cuando decimos que leemos en compañía de otros, o que al club de lectura del barrio asisten habitualmente una treintena de personas. 

lunes, 20 de octubre de 2025

JAVIER EXPÓSITO

 NO SÉ DE TI 

Decir al fin no sé reconociendo el extravío
no acertar qué decir ni qué escribir ahora
ir y venir de un polo a otro zarandeado
por el tiempo que pasa y deja en agonía
el peso de todas las huidas que tomamos
y seguir de pie preguntándome en silencio
¿cuándo el ánimo abandonó mi marcha
apilando escombros al pie de las dudas?
¿cuándo comencé a entrever que la nada
era más cercana a lo natural que el todo?
¿cuándo la queja convirtió en desdicha
el agradecimiento de estar aún tan vivo?

Como si fuera una pavesa
arrojada a lo alto por el fuego
como si fuera un profeta
despojado de manto y cayado
como si fuera una cometa
olvidada a las puertas del cielo
como si fuera un gajo
apartado del fruto que dio cobijo
como si fuera un cordero
negro expulsado del rebaño
como si fuera un pájaro
desnortado de su bandada.

Extraño soy sentado en mi propio trono
cuando las mañanas sudan sobre los ojos
aventar de semillas sobre viejas cicatrices
roturado el corazón que late entusiasmos
bajo la corteza surgida al creerme árbol…
—erguido gracias al aguantar de las raíces
lanzado a las alturas por obra del tronco
sereno ante los embates de la tormenta—
…y al abatirse la niebla mi ilusión es ocaso
puñal de ángel que la realidad desvela
desangrado por filos de ensoñaciones
arrancado mi equilibro por obra del viento.

CIUDADANO BERLINÉS 3

 No tiene escrúpulos el Corso, según le dicta su carácter, en mandar que le hagan un selfie nada más atravesar la puerta de Brandenburgo. Como tampoco los ha tenido pocos días antes, en Postdam, en mandar dejar constancia icónica de su visita a la tumba de Federico II el Grande. Es así como lo vemos dispuesto a transitar triunfante por el bulevar de Unter den Linden. Según baja la comitiva Bajos lo tilos, el corso piensa que Europa está ya a sus pies - todavía no sabe la que le espera, menos de dos años después, justo donde menos se lo espera: en el poblachón lleno de desarrapados llamado Madrid. Pero esa es otra historia. El 26 de octubre de 1806 es su gran día, y no está dispuesto a dejarlo pasar sin que le asista toda la gloria de que es capaz de imaginar, que en el caso del Corso tiende a infinito. Su primera visita es al Zeughaus (Arsenal de Berlín, hoy museo de la Historia de Alemania). De inequívoco estilo barroco es la estructura más antigua de la avenida Unter den Linden en la ciudad de Berlín. La cabra tira al monte y es de suponer que el Corso quiere asegurarse el estado del armamento del enemigo para evitar sorpresas. Una vez que ha comprobado que su victoria sobre el reino de Prusia es tan implacable como definitiva, el Corso con todo su séquito (el séquito que no le falte a su lado, para la foto diríamos hoy) se dirige al Palacio Real de Berlín. Es una antigua residencia real situada en el centro de la ciudad. Fue la sede de la casa de Hohenzollern y, por ello, sucesivamente la principal residencia de los electores de Brandeburgo, reyes de Prusia y emperadores alemanes. El Corso está bien informado y no deja de confiar en sus asesores a la hora de ver con que se tiene que relacionar después de sus victorias. Pues no olvida nunca que es el emperador de Francia, y quiere ser como ellos, pero también el divulgador de los ideales de la ilustración, y quiere distinguirse de ellos. Faltaría más,  menudo es el Corso. Algo que el solo sabe cómo se puede hacer compatible. Después de las reformas las características arquitectónica del Palacio Real de Berlín recuerdan a un palacio barroco romano. Hoy es la sede del Humbolt Forum, algo de lo que el Corso está muy orgulloso. No en balde antes fue el palacio del príncipe Enrique de Prusia, hermano menor de Federico el Grande, cuya estatua a caballo se mantiene incólume en medio del bulevar Unter den Linden y equidistante de ambos palacios. Después de hacerles una visita que se puede llamar de cortesía, sino fuera por el tono militarista de la escena, ya que sabía que sus inquilinos no andaban por allí, el Corso se fue a visitar la ópera de Berlín. Según Voltaire, el edificio albergaba "las más bellas voces y los mejores bailarines". El teatro de la ópera Unter den Linden es un impresionante edificio de estilo clásico prusiano (1743) que contribuye a la grandeza y la fama de la misma avenida. El edificio, patrimonio cultural de Berlín, ha sufrido a menudo los estragos del tiempo y el movimiento. Incendio (1843), renovaciones, bombardeos, el edificio ha sido continuamente cerrado y reabierto. La última vez que cerró por renovación fue en 2010, sólo para reabrir 7 años después. En total, ha sido reconstruido 7 veces.


No sin cierta complacencia el Corso sigue las instrucciones de sus asesores y hace una visita comentada a la catedral de Santa Eduvigis, que es la iglesia católica más antigua de Berlín (1773). No quiere malos tratos con el Vaticano, ya que el domingo 2 de diciembre de 1804, un gélido día de finales de otoño, Napoleón Bonaparte, hasta ese momento cónsul de la República, fue coronado emperador en la Catedral de Notre Dame de Paris. El templo de Santa Eduvigis está  dedicado a la santa patrona de Silesia y Brandenburgo (Santa Eduvigis de Silesia) y honra a los inmigrantes católicos de Silesia que llegaron a Berlín. Durante el período de terror antes de la Segunda Guerra Mundial, el abad Bernhard Lichtenberg rezó públicamente por los judíos durante los servicios de la noche siguiente a la Kristallnacht. Más tarde fue encarcelado por los nazis y murió en su camino a Dachau. Sus cenizas fueron transferidas a la cripta de la Catedral de San Eduardo en 1965. La arquitectura de la catedral no es universalmente elogiada: el escritor belga Camille Lemmonier describe el edificio como "una horrible iglesia bajo una campana de queso" en sus impresiones de su viaje a Berlín. Sin embargo el Corso salió satisfecho de su visita - no consta que se hiciera un selfie en la puerta de entrada o aledaños - se arrodilló incluso en el altar mayor como señal de agradecimiento a la Santa por sus últimas victorias contra los prusianos. 


jueves, 16 de octubre de 2025

ROSALÍA DE CASTRO

 DICEN QUE NO HABLAN LAS PLANTAS


Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,
De mí murmuran y exclaman:
—Ahí va la loca soñando
Con la eterna primavera de la vida y de los campos,
Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
Y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.

—Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
Con la eterna primavera de la vida que se apaga
Y la perenne frescura de los campos y las almas,
Aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.

Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?

URBI ET ORBI

 En esta nuestra cultura extraviada y dirigida por lerdos, nada es verdad ni mentira todo depende de la identidad con que se mira. As fue como respondió el activista cultural a la pregunta que le había hecho el periodista de una televisión local. Yo estaba cerca y escuché tal y como cuento la conversación que ambos mantuvieron con ese fondo espectaculo tam propio de estos encuentros callejeros. Había ido ha comprar unos cartuchos de tinta para mí fotocopiadora cuando inesperadamente me topé con esta concentración en la pedían libertad de expresión cultural también para los inmigrantes. Hay palabras o frases que cuando las vuelves a escuchar una vez más, después de haberlas escuchado sin descanso durante toda tu vida, tienen la virtud o la impertinencia, no sé, que hacen empezar a desfilar delante de ti las escenas donde las oísteis en su momento como si nada hubiera cambiado desde entonces o como si todo fuera irreconocible. Es lo que me ocurrió al escuchar al activista cultural, una veinteañero con rastas, volver a pedir la libertad de expresión, que al incluir también a los inmigrantes me pareció que estaba ante una alocución hecha con toda la solemnidad propia del Santo Pontífice, cuando habla desde los balcones del Vaticano. Clamaba a favor de un urbi et orbi que en su caso, al contrario de lo que predica el Papa, era más que una bendición pues exigía que se debía cumplir ya de forma inexorable.


lunes, 13 de octubre de 2025

FÉLIX LOPE DE VEGA

 Ir y quedarse, y con quedar partirse

Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma y ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;

arder como la vela y consumirse
haciendo torres sobre tierna arena;
caer de un cielo, y ser demonio en pena,
y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades,
pedir pues resta sobre fe paciencia,
y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma, y en la vida infierno.


CIUDADANO BERLINÉS 2

 Siempre que he visitado Berlin lo he hecho pensando en la evidencia de su pasado, nunca en su futuro inexistente, y esta ocasión no iba a ser una excepción. Lo que quería que cambiara era el ritmo y los hábitos del turista anterior que había sido. Y encontrar el ritmo más lento, los hábitos propios y la mirada, sobre todo la mirada, de un vecino habitual que por unos días quería ser. Cada vez tengo más claro que la ciudad de Berlín es el epítome de la Europa de entreguerras y de manera muy significativa de la Europa de la segunda mitad del siglo XX. Si Viena y Paris fueron, por decirlo así, las capitales de antes de que todo se fuera al garete, Berlin es la capital de la Europa de mientras, durante y después de que todo se fuera al garete. Es la capital de la destrucción y de la nada y, tal vez por ello, es también la capital de un nuevo renacer europeo, si es que eso es aún posible en el siglo XXI.

Aunque reconozco que para llevar a cabo tales propósitos tengo que instalarme en Berlín durante una larga temporada, ensayar una nueva actitud durante el tiempo que lo visito me aleja del ensimismamiento del turista estándar. Para conseguir esa nueva actitud lo primero que hago es cambiar la bibliografía que me acompaña por las calles de Berlín. Para el antes de que todo de fuera la garete leo los “Paseos por Berlin”, de Franz Hessel. En el capítulo titulado, “Del placer de vivir” el autor dice que el alemán de la época sigue empeñado en divertirse haciendo uso de la cantidad y de lo pretencioso a diferencia de los parisinos, que siguen apostando por la calidad y el refinamiento de las maneras y las formas. Quien tuvo retuvo, viene a decir Hessel, como homenaje a una ciudad, Paris, que ya no volverá a ser nunca lo que fue en décadas anteriores. Para mientras todo se iba al garete sigo los testimonios que aún se conservan de la batalla de Berlín, con la que se puso fin a la Segunda Guerra Mundial. Para después de que todo se fuera al garete pero no del todo, de donde surgió el llamado milagro alemán, sigo los escritos de uno de sus artífices principales, Konrad Adenauer. No me olvido en este apartado de seguir los restos del lamentable y afamando muro de Berlín. Y en todo este periplo está presente mi instinto mirando debajo de lo que veo mientas callejeo tratando imaginar más allá de lo que veo. Así por ejemplo la vista que siempre hago a la puerta de Brandeburgo. No veo a la multitud de turistas sino que me invento un relato relacionado con la entrada triunfal de Napoleón, con todo su séquito de generales y tropa, por esa misma puerta el 26 de octubre de 1806. Y lo hago ateniéndome a como registran ese momento histórico las pinturas de Charles Meynier y Richard Knotel.


viernes, 3 de octubre de 2025

BLANCA VARELA

 CURRICULUM VITAE

digamos que ganaste la carrera
y que el premio
era otra carrera
que no bebiste el vino de la victoria
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única
y desleal competidora

UNO

 UNO conduciendo hoy un coche rompe con nuestra tradición occidental/oriental heredada, que dice que uno no es un número sino el que posibilita todos los números. 

UNO es hoy una religión que defienda Nada a largo plazo como bandera y una Flexibilidad Máxima como consigna.


UNO hoy conduciendo un coche y mirando todo el día un móvil anula la posibilidad de que existan otros conductores y de rebote impide la existencia de otros ciudadanos en una sociedad ordenada como fin e inspirada en la razón comunicativa como medio.