jueves, 3 de julio de 2025

JAVIER VELAZA

 FOTÓNICA

El fotón desconoce qué es la luz.
No se lo expliques, no podrá entender
que hay un sutil milagro que transmuta
lo oculto en evidente y que lo ofrenda
como exclusivo don al ojo humano.
Jamás percibirá la iridiscencia
que envuelve de colores su corpúsculo
y baña en catarata portentosa
este universo nítido y fulgente.

El fotón desconoce que es la luz.
Ignora que sin él, sin su minúscula
energía, sin su movimiento
exiguo e impredecible, no habría más
que una sola perpetua noche insomne.
No sabe que él existe solamente
para unirse a congéneres idénticos
y componer con ellos el fulgor
mirífico que es razón de todo.
El fotón desconoce qué es la luz
y también desconoce que es la luz.

No hay nada más terrible y más hermoso:
ser luz y no saberlo, e iluminar sin ver.
Como nosotros, ciegos titilando en la noche.


ESTATURA

 Cortarle la pelambrera que le crece de forma rápida y abundante a su caniche que le acompañaba, es lo que me estaba contando mi amigo que se disponía a hacer en cuanto nos despidiéramos de la cafetería donde habíamos quedado para charlar un rato, cuando saltó la noticia en mi móvil que hacía mención a unos ladrones que le habían cortado la mano al transeúnte que querían robarle la mochila, pues no encontraron una amenaza verbal suficientemente intimidatoria que le obligara a soltarla y dársela, por decirlo así, por las buenas. Creo que fue Pessoa quien dijo que éramos de la estatura moral de lo que oíamos y veíamos. Así que sin previo aviso me encontré metido en un dilema de difícil salida. Si seguía mi camino ateniéndome a lo que había visto: un chucho con los pelos largos y enmarañados que le iban a hacer un trasquilado de diseño. O seguía mi camino ateniéndome a lo que había oído: un ciudadano había perdido su mano por no dejarse robar. En esa encrucijada sentí que empecé a tener mala conciencia de morderme las uñas, pero igualmente de repente me dio vergüenza de ir por la calle con mis rastas en bandolera. Todo lo cual me hizo llegar a la conclusión, si prestaba atención a Pessoa, que no había crecido mucho.