viernes, 31 de enero de 2025

LUIS CERNUDA

 SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR

Si el hombre pudiera decir lo que ama, 
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo 
como una nube en la luz; 
si como muros que se derrumban, 
para saludar la verdad erguida en medio, 
pudiera derrumbar su cuerpo, 
dejando sólo la verdad de su amor, 
la verdad de sí mismo, 
que no se llama gloria, fortuna o ambición, 
sino amor o deseo, 
yo sería aquel que imaginaba; 
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos 
proclama ante los hombres la verdad ignorada, 
la verdad de su amor verdadero. 

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien 
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío; 
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina 
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera, 
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu 
como leños perdidos que el mar anega o levanta 
libremente, con la libertad del amor, 
la única libertad que me exalta, 
la única libertad por que muero. 

Tú justificas mi existencia: 
si no te conozco, no he vivido; 
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.

LECTORES DE DATOS

 Un amigo que trabaja en una empresa chupadora inclemente de los datos de todo lo que se mueve, sea animal humano o gallina, me escribe quejándose, amargamente como no, de lo incomprendidos que son los problemas emocionales y económicos de quien trabaja en el sector laboral donde trabaja. Yo, con voluntad edificante pero disciplinada, le respondo que un trabajador de su sector productivo:

1 Solo lee datos y nada más que datos- los humanos son humanos porque siempre han manejado datos, siempre ha manejado datos sino serían monos o colibríes. Pero nuestros antepasados además tenían los  templos par después de leer datos. Lo que pasaba entonces es que un templo era más que un dato, atributo que no tiene hoy equivalente en nuestra sociedad.


2 No ha leído nunca a Homero, Dante, Cervantes Emili Brönte, Emily Dickinson, Anne Carson, Anna Ernaux Marcel Lafuente Estefanía, Carmen Mola etc


3 Lo anterior significa que es un mal lector de datos 


4 Y, también, es un mal lector de literatura.


5 En fin, es un mal lector en general y en consecuencia un pésimo escuchador del otro.


6 La sociedad que viene, a donde nos quiere llevar Sillycon Valley y el Partido Comunista Chino, (decir EE UU o China son dos eufemismos de un cinismo intolerable en términos democráticos), no necesita otro tipo de lectores que los que sean lectores de datos. 


7 Entonces, no os quejéis si vivís con movil a tiro de clic, pero no necesitáis leer historias verosímiles de ficción que convivan al lado de la exactitud inequívoca de los datos.

jueves, 23 de enero de 2025

CARMEN MARÍA LÓPEZ

 Sutura

Madre: quién cortará en la escritura
este hilo de palabras
trepanadas palabras
tejidas en la trenza madre-hija.

No llamo al corazón
tan solo corazón
lo denomino
válvula de vivir.

El diccionario
no me sirve:
me rompe la poesía.

Si no escribo
algo dentro de mí se vuelve cueva.

Si no escribo
deja de funcionarme
la parte del cerebro donde alojo
el sentido del mundo,
la lluvia, la belleza.

Madre:
hay muchachas que adoran al dios sol
y hay muchachas que no adora
al dios sol.
Contemplo a esas muchachas.
Y de nuevo:
catalogo las vidas de las dulces muchachas
las divido
entre aquellas que aman
y aquellas que no aman
la lluvia
los gorriones
la poesía.

21 GRAMOS

 EL PESO DE UN COLIBRÍ Y DEL ALMA HUMANA

Llamo tiempo exterior al propio de la realidad circundante e interior, naturalmente, al del yo del sujeto. El cine, que yo haya visto, no puede expresar la interioridad del ser humano desde el interior, desde los movimientos internos de la mente y de la conciencia. Esa es una propiedad del lenguaje, no de la imagen. La pregunta es, ¿pueden los protagonistas de 21 gramos exponer sobre la pantalla su tiempo interior sin más? ¿O necesitan usar el tiempo exterior para poder sugerir, solo sugerir, ante el espectador los movimientos de su tiempo interior particular y la conexión entre ellos? Dicho de otra forma, ¿puede el cine exponer sobre la pantalla el tiempo del alma, sin echar mano del tiempo del reloj que mide el tiempo de la historia? ¿Tiene el director mexicano de “21 gramos”, Alejandro González Iñárritu, el suficiente talento narrativo para mover la cámara sin que se produzca algún tipo de rechazo en el cuerpo de los protagonistas que comparecen, particularmente en el cuerpo de quien le hacen el trasplante de corazón, Paul Rivers?


¿Cual es la realidad compartida en los relatos, por decirlo así, vanguardistas o no convencionales? ¿Cuál es la realidad compartida de 21 gramos? Es pertinente esta pregunta porque en los relatos de matriz bíblica-aristotélica, así toda la narrativa del siglo XIX, que hemos heredado y que siguen dominando la mayor parte de la producción narrativa verbal y cinematográfica del presente, al igual que la imaginación de sus lectores y espectadores, sabemos que se rigen por: planteamiento, nudo y desenlace. O primer acto, segundo acto y tercer acto. Para entendernos. Igualmente me resulta pertinente preguntarme después de ver 21 gramos, si Iñárritu tuvo en cuenta al espectador que iba a mirar su película. O más bien se dejó llevar por el dictado romántico - yo soy un genio y solo me debo a mi mismo y a mis divinas entrañas - en franca contradicción con el deseo de que su peli la vea la mayor cantidad de espectadores y gane los premios más prestigiosos del mundo mundial, como en esto último así ha sucedido. 


Son dos preguntas que no se pueden responder por separado pues una depende de la otra. Si Iñárritu no ha considerado al espectador al filmar su película no hace falta que éste se fije en la realidad compartida, en el fondo, sino más bien el aspecto estético, en la forma. En el primer caso estaríamos ante el arte que tiene una intención y un propósito y se adscribe a una visión común del mundo. En el segundo caso estaríamos ante la idea del arte por el arte, muy propio de las vanguardias, regido por el individualismo voluntarista del lo puedo hacer y lo hago. Luego ya se encargarán los marchantes o los galeristas de poner las obras en el mercado. Véase el expresionismo, esa vanguardia de matriz alemana de entre guerras, cuyo lenguaje estilístico, que es, a mi entender, el de buena parte de la peli “21 gramos” (combinado con el lenguaje melodramático de la pérdida, ¿por qué esa mezcla?) es conciso, penetrante, desnudo, con un tono patético y desolador, anteponiendo la expresividad a la comunicación. Parece decir que es el momento adecuado para prescindir de la Causalidad. En el caos no hay error.


Pero si me atengo a lo que escribe Ángel Fernández Santos (AFS), he de decir que Iñárritu ha colocado su película en un ámbito, creado por el mismo, que está, por decirlo así, entre la primera pregunta y la segunda. AFS habla de una secuencia que me hace pensar que no tiene una estructura narrativa clásica, pero también habla del puzzle final lo que me hace pensar que si la tiene. Ese tener y no tener, al mismo tiempo, una estructura clásica o reconocible por el espectador es lo que la hace original y muy parecida a la vida. 


Estamos en lo que hay en los alrededores de la muerte, la agonía del protagonista Paul Rivers. Y las otras dos agonías que ésta convoca a su alrededor. La de Cristina Peck y la de Jack Jordan. Si, la muerte es ese fenómeno que si está la vida no está, y que si no está la vida está. ¿Pero como si sitúa la agonía? ¿Cómo el lugar de relevo en el que la vida le pasa el testigo a la muerte? ¿Cómo el tiempo en el la vida ya no es vida pero la muerte todavía no es muerte? ¿Un espacio y un tiempo en los que no existe la esperanza, pero tampoco la desesperación? ¿Que debemos pensar cuando un ser humano dice que esto no debería ocurrir ni en sueños? ¿Es que si no es así estamos fuera de la realidad?

    

Escribe AFS en su crítica a 21 gramos: “En su goteo febril (o destrozos) de comportamientos y sucesos se van hilvanando y completando paso a paso hasta alcanzar la diafanidad, la tortuosa y torturada secuencia de 21 gramos convoca formas extremas de dolor e infortunio. Evoca el suceso de vivir desde la agonía de un hombre que espera de un momento a otro la muerte y quiere ser consciente de su llegada y percibir su último esfuerzo de resistencia a ella, ese apretón de dientes final que preludia la oscuridad absoluta y, dicen, hace perder de golpe al agonizante 21 gramos, el peso de un colibrí. Y en la trágica tensión de ese tramo de espera final, el agonizante que Sean Penn interpreta con la potencia de la calma de la distancia en el borde del estallido, enlaza con la suya otras agonías.”



miércoles, 22 de enero de 2025

EUGENIO MONTEJO

 LA TIERRA GIRÓ PARA ACERCARNOS

La tierra giró para acercarnos,
giró sobre sí misma y en nosotros,
hasta juntarnos por fin en este sueño,
como fue escrito en el Simposio.
Pasaron noches, nieves y solsticios;
pasó el tiempo en minutos y milenios.
Una carretera que iba para Nínive
llegó a Nebraska.
Un gallo cantó lejos del mundo,
en la previda a menos mil de nuestros padres.
La tierra giró musicalmente
llevándonos a bordo;
no cesó de girar un solo instante,
como si tanto amor, tanto milagro
sólo fuera un adagio hace mucho ya escrito
entre las partituras del Simposio.

CLUB DE LECTORES 20

 DEMOS LECTOR

Tote lege, toma y lee. Antes que los propagandistas de toda laya y condición: academia, editoriales, críticos y todas las tribus habidas y por haber en las pantallas,

te digan como tienes hacerlo, con quien tienes que hacerlo y donde tienes que hacerlo. Y con qué música de fondo.

*

La democracia lectora es el aprendizaje de la convivencia entre lectores que son radicalmente distintos. La democracia lectora es, muchos años después, el correlato de la democracia política. 

*

Lectores radicalmente distintos que habitan situaciones físicas y emocionales vitalmente incompatibles, incluso. Yo y el Otro. El Otro soy Yo. No confundir a ese otro con nuestro enemigo, ni con el infierno. Al contrario, ese otro lector, incompatible en la vida, es el que paradójicamente te señala el lugar que ocupas en el mundo amplio de la ficción. La democracia lectora solo tiene un enemigo: el yo lector que no quiere convivir con el otro lector distinto. Como en la democracia política: el enemigo público es el yo híper individualista que no necesita nada ni a nadie.

*

Siempre que se acepte un mínimo común denominador compartido, a saber, la Constitución del cuento o la novela alrededor de los cuales se convoca un Club de Lectores, las posibles asperezas que puedan surgir en la conversación que mantengas con los otros no son para tanto, forman también parte de su sustancia. El cuento o la novela son los que te legitiman como lector, pero el club de lectores es quien te constituye ante los otros lectores.

*

Luego no viene a cuento molestarse porque el otro lector, en un momento determinado de la conversación, diga algo que no te guste, acusándole a continuación de intolerante. No viene a cuento, para entendernos, reproducir la batalla campal, o la cruel indiferencia ante la palabra ajena, a que nos tienen acostumbrados sus señorías en los parlamentos políticos.

jueves, 16 de enero de 2025

T. S. ELIOT

 CUATRO CUARTETOS (fragmento)

Hasta que cubra a este planeta el hielo.
Esto fue una manera de decirlo, no muy satisfactoria.
Un ejercicio perifrástico en un estilo poético raído
Que lo deja a uno ante la intolerable lucha
Con las palabras y los significados.
La poesía no importa.
No era (para recomenzar) lo que uno se había imaginado.
¿Cuál iba a ser el valor de lo que durante tanto tiempo anhelamos,
La calma tan esperada, la serenidad otoñal
Y la sabiduría de la vejez? ¿Nos habían engañado
o se engañaron a sí mismos los ancestros de voces tranquilas
Y simplemente nos legaron una receta para el engaño?
La serenidad sólo una deliberada torpeza,
La sabiduría sólo el conocimiento de secretos muertos
Inútiles en las tinieblas que ellos escudriñaron
o de las que apartaron los ojos. Hay, nos parece,
Cuando mucho un valor limitado
En el conocimiento que deriva de la experiencia.
El conocimiento impone una estructura y falsifica,
Porque la estructura es nueva a cada instante
Y cada instante una nueva y estremecedora
Valoración de cuánto hemos sido.
Sólo nos desengañamos
De lo que engañándonos ya no puede hacer daño.
En medio, no sólo en medio del camino, en todo el camino,
La selva oscura, la zarza, al borde de una ciénaga en donde todo paso es inseguro
Y amenazados por monstruos, luces delirantes
Bajo riesgo de encantamiento. No me hablen
De la sabiduría de los ancianos sino más bien de su locura,
Su miedo al miedo y al frenesí, su miedo a la posesión,
A pertenecer a otro, a otros o a Dios.
La única sabiduría que podemos esperar adquirir
Es la sabiduría de la humildad:
La humildad es infinita.
Las casas yacen bajo el mar.
Los danzantes yacen bajo el montículo

CLUB DE LECTORES 19

 Un Club de Lectores es Una Visión y no Un Sistema. Es una forma de Paideia (visión) para crear ciudadanos críticos y dialogantes, no una Instrucción (sistema) para formar soldados que vayan a entregar su alma en el campo de la batalla cultural en marcha.

*

Es una Visión y no un sistema porque se trata de la visión de la propia vida representada en un texto que no puede ofrecerse reproducido en forma sistema. La vida tiene siempre una figura (ayer Dios, hoy Demos), una imagen, que se ofrece en una visión, en una intuición (ayer el texto sagrado, hoy la novela laica), no en un sistema de razones.

*

Es lo irrenunciable del saber que postulan todas las formas de experiencia: la figura. Figura en que de moverse la fantasía y un cierto grado de amor. Hay figuras que enamoran, solo ellas enamoran.

*

El enamoramiento que postulan las formas de saber de la experiencia para salvar el hermetismo, es lo contrario tal vez del amor platónico, del amor que se dirige a lo universal, aunque sea por mediación de lo concreto. Pero el problema es el mismo: reducción del corazón, apertura del último centro de vida.

*

Más en lo que todas esas formas de experiencia coinciden es en ofrecer una imagen de la vida que se rectifica a sí misma. La imagen que nos ofrecen, la visión de lo que debemos ser, no aparece enfrentándose con lo que somos, sino desarrollándose en un movimiento que irresistiblemente tiende a ser seguido. 

*

La lectura, por contra, aparece como una  llamada que se enfrenta, ahora si, con lo que somos.

miércoles, 15 de enero de 2025

IDEA VILARIÑO

 TODO ES MUY SIMPLE

Todo es muy simple mucho
más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito
mi tiempo.

CLUB DE LECTORES 18

Cierto itinerario intelectual se ha creado al calor de los efluvios incesantes de la sociedad digital actual, que más o menos sería algo así: la soledad del que primero escribe y la cháchara inclemente de quien luego lee, ha dado lugar a un desencuentro triunfante, lleno de brillo y futuro. Y, sin embargo, la proposición náutica sigue vigente. O nos salvamos todos leyendo y comprometiéndonos juntos, desde nuestra singularidad lectora, con las palabras sensibles comunes, o no nos salvamos ninguno. El barco se hunde. No hay deus ex machina que valga y que comparezca en una sociedad democrática. 


Hace tiempo que leer dejó de ser únicamente un acto solitario y pasó a ser una manera, otra más, de definir nuestra identidad. En este nueva Edad Media donde los sesgos estamentales y de pertenecía han tumbado lo propio del individuo moderno, reconocerlo y reconocerse por sus méritos, no tanto por el lugar que ocupa en la jerarquía estamental igualitaria, valga el oximerón.


Bajo este palio es como elegimos y planteamos nuestras lecturas, como quien diseña al candidato político perfecto o un perfil Tinder. Hay libros que cotizan al alza, hay libros que no importan a nadie. Aquello que leemos (y mostramos) informa quiénes somos. O, más bien, quienes queremos ser: quienes queremos ser en comparación con los otros.


La industria cultural digital, y la otra, conspiran contra aquello que de verdad nutre la lectura: la quietud, la calma, la soledad y el pensamiento. Leemos para cumplir objetivos a la velocidad de la luz digital, en vez de para ensanchar los límites de nuestra comprensión ética y moral. Por lo que deberíamos leer menos y aprender a leer mejor. 


Volviendo al principio, la industria cultural conspira contra la lectura en las sociedades democráticas, al facilitar la autoexploración y autocensura de los lectores con su consecuencia inevitable: la comparecencia del deus es machina, ahora si, en sus ilimitadas formas y reclamos, al igual que las estanterías de quesos en los hipermercados. Al igual que en estos, la lectura se encarna en un espacio y un tiempo, (hay una biblioteca perteneciente a la red española de servicios  bibliotecarios, que es capaz de ofrecer veinte formas diferentes de club de lectura, y todavía hay listas de espera para poder apuntarse) que nos ofrece por igual bienestar corporal y enajenamiento mental. Las coordenadas donde habita nuestra identidad soñada en el presente. Una identidad que ha acabado con el ideal del soñador universal, que consistía en recuperar la posibilidad de volver a disfrutar de todas sus facultades intactas. Es una identidad la del presente que da paso directamente a la voz autocrática del salvador, del hombre providencial, aunque en esta ocasión no haga falta que diga que hay llenar las cárceles y crear campos de concentración. La autoexploración y la autocensura del lector así fabricado, le hace al autócrata más de la mitad del trabajo sucio.

martes, 14 de enero de 2025

PATRICIA CRESPO

 UN SOLO ÁRBOL 

Como quien siembra un bosque
y aguarda la sombra y, tal vez, pájaros,
así se hace presencia
el mundo ante ti,
se entrega a tu silencio.

Hace un rato
que la luz del atardecer nos mira
y el otoño sobreviene.

TRABAJO OCASIONAL DE UNA EXCLAVA

 DOCUMENTALISTA MUY APEGADO A LA FICCIÓN. O VICEVERSA 

En su libro “Taladrando tablas duras”, dice Alexander Kluge, nada más comenzar el prólogo que, “Un grado de intensidad especial de los sentimientos cotidianos es lo político. Se encuentra en cualquier lugar donde viva gente. En esa forma elemental mueve la historia. La unida de medida se llama: confianza.” Después de ver su peli “Trabajo ocasional de una esclava”, no solo entiendo aquellas palabras que leí hace tiempo, sino que me parecen una declaración de intenciones de su forma de ver el mundo. Ya en su obra “Crónica de los sentimientos” deja claro que los sentimientos y el tiempo, el lado subjetivo de nuestra condición humana, desempeña un papel muy importante a la hora de encontrar los huecos en los que se mueve la vida. Y el diablo. Pues teniendo en cuanta que dios, en la segunda modernidad, parece definitivamente ausente, da la impresión, visto lo que hemos recibido como herencia y lo que vamos viendo al vivir cada día, que es el diablo el que ha ganado al fin la partida y se ha quedado como el rey absoluto del Creación. El campo semántico de todo lo que se escribe y filma, y, por tanto, de todo lo que se lee y se mira, en fin, de todo lo que se escucha, apunta a la llegada del fin del mundo. Eso sí, como corresponde a una sociedad híper supermercado, un final que se nos ofrece con una variedad ilimitada de estructuras buenistas o apocalípticas, las dos caras de una misma moneda, tanto da, renovadas todas ellas, como no podía ser de otra manera, según las estaciones climáticas, que el planeta es el planeta y hay que salvarlo.


Dicho lo anterior, pongo mi atención ya en la peli que me convoca. El director arriesga desde el primer momento, mostrándonos una temática tabú que Kluge trata con la máxima naturalidad, como es el tema del aborto. Nuestra protagonista pues, no cae en el arquetípico femenino de la feminista convencida (o por lo menos en la primera parte de la película) sino que se trata de una mujer hecha por las circunstancias. Como comenta la voz en off durante una parte de la película: “Nuestra protagonista ha de abortar niños para poder cuidar a los suyos”.


No hay nunca una intención por parte del director por mostrarnos una película convencional, donde introducción, nudo y desenlace formen parte del desarrollo del filme. 

:

Difícilmente encontramos lo que podríamos denominar una tensión clásica, sino que el director se dedica a mostrarnos una presentación de los hechos que tienen un interés objetivo. Por este motivo escuchamos constantemente la voz en off (de un narrador omnisciente, que no forma parte del elenco de actores), que tiene la intención de mostrar al espectador todo lo que está sucediendo, incluso en ocasiones con la sensación de que los propios comentarios están realizados para que el espectador no se pierda, pues la voz subraya lo que la propia imagen está describiendo. Pero no sólo la voz en off es un recurso fundamental con el que se sirve Kluge, también el cineasta emplea diversos subtítulos de texto que amplían la información de la película.


En la primera parte de la película observamos el trabajo de abortista de nuestra protagonista. Tema tabú por excelencia que Kluge nos muestra con la máxima naturalidad posible. Además la temática sirve para reivindicar la condición femenina (no feminista) de la protagonista, que recordemos, el trabajo de abortista, aparte de estar prohibido en aquellos momentos de la república federal de Alemania, es el trabajo que permite la subsistencia de la familia en la película. Como también comentaba anteriormente, la película se encarga de presentar los hechos de una manera totalmente objetiva, y para muestra la secuencia de un aborto realizada de una manera casi documental, donde incluso Kluge emplea un metraje que no tiene reparos en utilizar primeros planos de los genitales femeninos.


En la segunda parte de la película somos testigos de la inclusión de nuestra protagonista en la lucha sindical. La película pues toma un matiz aún más político si cabe, lo que además refuerza la sensación de que la intención de Kluge era la de presentar un díptico que tiene como conclusión la inmersión de la mujer dentro de la praxis política, con secuencias donde vemos luchar a la protagonista por los derechos como trabajador de su propio marido (el cual se niega a rebelarse por miedo a represalias).

lunes, 13 de enero de 2025

SOBRE DIOSES Y TUMBAS

 La Diosa Progre Susan Sarandon se confiesa, como todos los dioses progres, rasgando el velo de su aburrimiento. Copiando a las diosas griegas Afrodita, Palas Atenea, Hera, Perséfone, Artemisa, Deméter etc. Dice así la diosa neoyorquina: «¿Qué busco en una pareja? Humor, inteligencia y ganas de vivir. Si es joven, mayor, hombre o mujer, ¡¿qué más da?!»

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Abandonamos nuestra relación con el cosmos y nos erigimos en sujetos todopoderosos capaces de entenderlo todo. Sin necesitar a nadie. Muchas guerras y millones de muertos después de este nuevo paradigma que inventamos a la medida de nuestras costuras nos hemos comido el planeta y no sabemos quiénes somos. La hornacina del Dios ausente sigue vacía pero nadie se atreve a ocuparla. Nuestro humanismo se ha reducido a pasear un perro con una mano y darle a las teclas del móvil con la otra. En esas estamos. Hemos perdido el hálito común que nos sujetaba al cosmos y nos hemos quedado más solos que la una, sin rumbo y sin destino.

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Inmadurez Emocional 

Ya no tenemos hábitos, ni seguimos las tradiciones, sino solo seguimos a las modas globales alentadas por los lucrativos negocios de la publicidad consumista de todo lo que se mueve. Y el aliento de las diosas y dioses del Olimpo del Híper.

viernes, 10 de enero de 2025

DONALD HALL

 La vida perfecta

Los unicornios envidian de sus primos
los caballos una frente lisa.
Los caballos lloran porque les faltan los cuernos.

Los montes mantienen el deseo
de convertirse en ecuaciones
diferenciales parciales

que a su vez quieren ser poemas, o perros,
o el Océano Pacífico,
o whisky, o un anillo de oro.

El hombre con la horca al cuello
envidia al otro que acaricia
una pistola en la habitación de un hotel de carretera.

EL MAESTRO JARDINERO

 EL RESENTIMIENTO COMO FORMA CULTURAL

Toda persona que padece una injusticia sin reparación alguna cae, si no es asistido por la gracia, en el pozo del resentimiento, del que no podrá salir nunca. Esta apelación a la gracia para el protagonista de “el maestro jardinero” me parece del todo acertada después de haberlo conocido durante las casi dos horas que dura el metraje de la película. La gracia, digámoslo sin demora, es para Narvel Roth la que lo ha convertido en el meticuloso horticultor de Gracewood Gardens, una hermosa finca propiedad de la rica viuda Norma Haverhill, y la que lo ha sacado de su pasado nazi y violento. Digo esto porque desde la primera escena me doy cuenta que no estoy ante un jardín sociológico o botánico, lo cual me obliga como espectador a averiguar el significado estético de ese jardín, que no es un jardín más, para no caer en esa trampa sociológica o botánica. Por eso me es muy útil imaginar el jardín del edén, y la gracia y el pecado que en él se dirimen. Y es pertinente esta imagen pues nuestra cultura occidental se funda ahí, en el jardín del bien y del mal, entre otros lugares de procedencia griega y romana.  


La libertad normativa y riqueza en el jardín de Narvel Roth, otorga la posibilidad de imaginar diferentes formas en la finca Gracewood, de hacer nuevas combinaciones antes insospechadas o simplemente imposibles. Ello es debido a la apariencia de la ambigüedad de la puesta en escena que crea Paul Schrader. En la que nada es lo que parece porque todo puede ser otra cosa y se puede hacerse de otra manera, a pesar de las estrictas normas que rigen la vida en el jardín, tal y como confiesa el propio maestro jardinero. Mientras dura está puesta en escena, a través de los personajes del jardín, la mestiza Maya incluida, sobrina nieta de la señora Haverhill, se asiste a una aventura que no siempre depende de su heroísmo o habilidades frente a lo que les pasa en el jardín, ya que es precisamente Maya la que abre la puerta a la selva que hay en el exterior. Esto es lo interesante de la película: que hay que aprender a colocarse como espectador delante de la pantalla. 


Como suele ser habitual, en la tertulia que nos convocó alrededor de la película de Schrader, hubo diferentes distancias y llamadas, coordenadas que determinan el lugar, mental por su puesto, desde el que vemos la película. Sigue siendo muy difícil oír la llamada que nos interpela desde el alma de la película, que es a la distancia desde donde está construida. Sea por ello que en el tiempo que duró la tertulia, prevaleció entre los contertulios la idea de que aquello que salía en la pantalla no era un jardín como debe ser, ni que Narvel Roth no era un jardinero como mandan los cánones horticultores. Frente a esta amenaza, por tanto, se exhibieron en las almenas de las fortalezas de cada Yo espectador los misiles de defensa de los apegos y las mentes, sin la menor resistencia, fundieron definitivamente a negro cuando Roth mostró las esvásticas que llevaba tatuadas en su espalda. Todo lo que vino a continuación fue una combinación extraña de toda aquellas amalgama de apegos feroces de cada espectador y el intento por parte de algunos, no de todos, de que no se notara demasiado. De que la paz prevaleciera en el campo narrativo de la tertulia. La película, entonces, dejó de interesar como asunto conversacional entre distintos que intuyen un origen común. Y, sin embargo, a pesar de esta ferocidad no controlada del todo por los espectadores, el maestro jardinero, ahora con su maldito fardo nazi visible en sus espaldas, continuó su camino de perdón y redención de un pasado violento que se le ha echado encima sin previo aviso. Se enamora de la mestiza Maya, un amor que hay que entender en su inicio como un dejar de odiar a los de las razas inferiores, en fin, y por extensión, a los que son distintos de uno. Esa conversión tiene un precio, la destrucción del jardín del edén por parte de los bandoleros que habitan la selva de donde viene la mestiza Maya. Narvel Roth afronta esta misión, reconstruir de nuevo el jardín del edén con la mestiza Maya como amor de su vida, con la visión de la que ha hecho gala en el momento que lo hemos conocido. Momento en el que aquellos espectadores, que su mirada no quedó fundida en negro por la aparición de las esvásticas en la espalda de Roth, entienden el acierto de haber seguido al maestro jardinero, que a partir de ese momento se convierte ante nuestros ojos en un maestro de vida.


martes, 7 de enero de 2025

ADA SORIANO

 LÍNEA CONTINUA

Porque nací en una pradera

cálida y luminosa,

mi cabello

surca las aguas tranquilas

de este día apacible

y soleado.

Mi cabello de brezo,

mi cabello de sal

y su corona de algas libres.

TODO A CIEN

 Siguiendo el estilo ruidoso de la época actual, y muy a su pesar, no tenían diamantes en su vida, solían repetir con una fe desconcertante cuando hablaba con ellos. Lo cual no era óbice - decían a continuación - para querer tener un hijo que brillara como lo hace uno de esos anuncios que tanto se prodigan cuando se aproximan las fiestas navideñas. Nunca dijeron como una estrella en el firmamento. El problema surgía al tener que tratar con la arbitrariedad propia de la naturaleza, esto si les obsesionaba. Cuando me lo comentaron - yo soy amigo del marido desde la infancia - no supe que decirles, por temor a que les afectara a su autoestima. Pocos días después de que me lo dijeran encontré un anuncio en el buzón de mi casa en el que una empresa de gestión del propio cuerpo - con estas palabras se promocionaba - ponía el ejemplo de una pareja norteamericana que había trabajado con ellos y que había pagado 30000 euros por el óvulo de una mujer alta, lista, con estudios universitarios y un máster en administración de empresas. Al anuncio le acompañaba la foto de la pareja y el resultado de la gestión corporal, una niña rubia con los ojos azules que, al menos en la foto, encarnaba todos los sueños administrativos de los padres. Personalmente no soy alto, ni guapo, ni todo lo demás. Pero mi cuerpo, tratado como si fuera una ferretería, podía dar altos rendimientos en un bazar oriental de todo a cien.