lunes, 20 de marzo de 2023

ZOMBIS

Un zombi es una distopía íntima sobre la distorsión del sentido. Un zombi forma parte, ya tu sabes, de la capa de hielo que rodea la apariencia de la vida cotidiana moderna, y que en no pocas veces cala hasta el centro del corazón de sus protagonistas.

Son esos tipos que no tienen ningún interés conversacional, tipos con los que te relacionas y que no tienen, en definitiva, ningún interés comunicativo. Son como fantasmas andantes, que tienen a su espalda la mochila con todo el peso de su experiencia biográfica o vicaria, y por delante, como único horizonte, una pantalla que aumenta exponencialmente la ya de por sí realidad fantasmagórica, haciéndote creer que todo el mundo está al alcance de tu mano en un click. Contra lo que venden Elon Musk o Mark Zukerberg, es la cesión voluntaria de tu inteligencia natural a la llamada inteligencia artificial de las pantallas, que aquellos vendedores de humo te ofrecen. Esa cesión es la que te convierte en un zombi.


Zombis, en fin, con los que te relacionas cada día y que son incapaces de crear realidad. Entiéndase por realidad el tiempo que se construya entre dos personas o entre dos conciencias, que se reconocen y se conocen, es decir, se necesitan recíprocamente. Por eso son zombies, porque deambulan de aquí para allá, de evento en evento, dentro de una realidad que no existe, y con ese mismo empeño, sin embargo, no deja de estar presente.

¿En qué quedamos y dónde nos vemos?