No olvide que si a los 35 ya está estigmatizado por el paso del tiempo, un día uno de 27 le dirá sin previo aviso viejuno. Entonces, quien le va a aguantar hasta que se muera, pongamos, a los 85.
Llegado este extremo, que llegará, medite soleadamente o desee con ironía, que no es otra cosa que decirse cada mañana:
“Leer es Verme leyendo lo que me atraviesa,
Desear es Verme deseando lo que más deseo.”
En la imagen del mundo moderno lo inmediato, lo gustoso (a disfrutar), lo intransitivo, lo fascinante, esta vinculado a la imagen y al sonido, al sentido de la vista y del oído.
Sin embargo, lo demorado, lo placentero, lo transitivo, lo perplejo (asombro), está vinculado a la palabra, al hablar y escuchar propios del ser hablante de siempre. Los lugares comunes, las frases hechas, los tópicos, la cháchara siendo parte del habla se alían con lo inmediato, lo placentero, lo intransitivo, lo fascinante, se alían en el aspecto más consumista de la imagen del mundo moderno.
Son, por decirlo así, los caballos de troya que el ejército de la imagen y el sonido del mundo moderno ha metido en el ámbito de la palabra de siempre para derrotarla. Pues no olvide que la primera víctima de cualquier crisis, ya sea militar o económica, es la palabra. Sus palabras. Y las de los otros.