martes, 31 de enero de 2023
NICOLÁS GUILLEN
SPUTNIK 57
Alta noche en el Cielo… Sosegado,
como quien vive (y con razón) contento,
sin futuro, presente ni pasado
y en blanco el pensamiento,
duerme Dios en su nube,
situada en lo mejor del Firmamento…
UNA ELEGÍA RURAL
Las dos acepciones de la palabra elegía tienen que ver, la una, con una forma de composición poética del género lírico en la que se lamenta la muerte de una persona o cualquier otra desgracia, y que no tiene una métrica fija; y la otra, con la posibilidad de elegir entre lo que se nos ofrece ante una situación dada previamente. Vale decir que la película “Hillbilly: una elegía rural”, del director Ron Howard, hace, y lo hace bien, a las exigencias de las dos acepciones antes mencionadas. Es un canto, por parte del narrador, en honor de los muertos de su familia, la abuela especialmente, y es una difícil y arriesgada elección entre el cuidado de su madre drogadicta y el inicio de su carrera profesional en una gabinete de abogados.
Si nos fijamos con atención la dos acepciones de elegía tienen que ver con el dolor. De hecho la película está construida, por un lado, sobre la experiencia del dolor como un mal irrestañable de la naturaleza humana y, por otro, como la base del aprendizaje del protagonista está vinculada a ese dolor. Mal y aprendizaje, no hay que insistir en ello de acuerdo al paradigma de nuestra cultura, dan sentido al sentir de la peripecia del protagonista, desde los primeros años de su adolescencia hasta los primeros años de la edad adulta. Que lo que le acompañe en ese tramo existencial sean siempre las turbulencias de la adicción a las drogas de su madre forma parte del argumento, o de lo contingente de la historia, pero lo que hace a la historia universal es cómo se enfrenta el protagonista, J D Vance, a esa compañía, digamos, omnipresente como una garrapata. Que hace con ella y que hace ella con él. La madurez expositiva que trasmite la voz en off narrativa del protagonista, hace pensar que J D Vance ha decidido ponerse a contar para entender ese periodo de su existencia que intuye ha determinado para siempre el resto de su vida adulta.
¿Donde estoy? Sería la pregunta que se hace el narrador antes de ponerse a contar. Si nos atenemos a las frase finales, que salen en la pantalla después de los títulos de crédito, todo parece indicar que los protagonistas de la peli han alcanzado un buen estado de paz interior, dígale felicidad si quiere. Luego el espectador puede intuir que ese debe ser el estado anímico familiar, digamos de paz interior, desde donde decide contar J D Vance su historia. No antes ni tampoco mucho después. Sino en el punto verdadero que le pide su memoria. Paz interior, memoria y ganas de saber, los ingredientes necesarios de cualquier historia que pretenda construir una sentido de la vida que cuenta. A eso colabora, a mi entender, el buen uso que de la técnica del flachback hace el director Ron Howard, sobre todo al obtener el equilibrio necesario entre los dos momentos que narra. Produciendo así la intensidad de la sintonía o continuidad que se aprecia entre el J D Vance recién entrado en la edad adolescente y el J D Vance recién entrado en la edad adulta. Tanto es así, como dijo una de las tertulianas, que la fisionomía de los dos actores dan muy bien la réplica de esa continuidad en los cambios y aprendizaje que se ven producirse en el protagonista. Lo cual también muestra el cuidado que el director ha tenido a la hora de elegir el casting que su intención narrativa demandaba.
viernes, 27 de enero de 2023
RÍASE DE SI MISMO
No olvide que si a los 35 ya está estigmatizado por el paso del tiempo, un día uno de 27 le dirá sin previo aviso viejuno. Entonces, quien le va a aguantar hasta que se muera, pongamos, a los 85.
Llegado este extremo, que llegará, medite soleadamente o desee con ironía, que no es otra cosa que decirse cada mañana:
“Leer es Verme leyendo lo que me atraviesa,
Desear es Verme deseando lo que más deseo.”
En la imagen del mundo moderno lo inmediato, lo gustoso (a disfrutar), lo intransitivo, lo fascinante, esta vinculado a la imagen y al sonido, al sentido de la vista y del oído.
Sin embargo, lo demorado, lo placentero, lo transitivo, lo perplejo (asombro), está vinculado a la palabra, al hablar y escuchar propios del ser hablante de siempre. Los lugares comunes, las frases hechas, los tópicos, la cháchara siendo parte del habla se alían con lo inmediato, lo placentero, lo intransitivo, lo fascinante, se alían en el aspecto más consumista de la imagen del mundo moderno.
Son, por decirlo así, los caballos de troya que el ejército de la imagen y el sonido del mundo moderno ha metido en el ámbito de la palabra de siempre para derrotarla. Pues no olvide que la primera víctima de cualquier crisis, ya sea militar o económica, es la palabra. Sus palabras. Y las de los otros.
miércoles, 25 de enero de 2023
CLUB DE LECTORES 2
Hasta ahora la opinión del lector A y la opinión del lector B eran excluyentes, o cada una iba a lo suyo, respecto a un mismo fenómeno: leer el mismo libro. Ahora, en el nuevo marco del club de lectura, son complementarios.
Un club de lectura es, por tanto, un nuevo marco de referencia ante los nuevos desafíos que plantea la lectura y la escritura en un mundo plenamente alfabetizado y constantemente conectado e informado.
No estamos meramente ahí a nuestra bola, no somos seres relativos, sin ningún tipo de compromiso, no somos filisteos. Somos seres relacionales y atencionales, comprometidos con la atención que reclaman nuestras relaciones con el narrador del libro y con los otros lectores que nos acompañan.
martes, 24 de enero de 2023
EL CAMINO DE LA FELICIDAD
Desde que los modernos decidimos apostar solo por el futuro como la única manera de acreditar nuestra Fe irreductible en El Progreso, nuestro trato con el pasado se ha convertido en un problema irresoluble. Paradójicamente, de lo que tenemos una verdadera experiencia, directa o vicaria, no queremos saber nada, para convertirnos en expertos de lo que no tenemos ni puta idea, el futuro. No me digan que la estructura infantiloide del giro lingüístico y, por tanto, mental, es un trabajo de imaginación impecable de los espías e ingenieros de Disney Word, hoy, supongo, a punto de caer en manos de los Chinos comunistas, que, a su vez, han vuelto a negociar algún tipo de acuerdo con Confucio. En esas estamos.
El caso es que la vida sigue y el personal occidental parece que no le hace ascos ni mohines al nuevo paradigma. De ello se hace eco, como no podía ser de otra manera, la industria del entretenimiento por excelencia, a saber, la industria de todas las pantallas. También, como no, la literatura, las artes plásticas y escénicas, etc., pero con una influencia mucho menor en la urgencia que hoy requiere el entretenimiento de la Peña.
La película que dirige Morten Arnfred, “el camino de la felicidad”, vive y respira, a mi modo de entender, dentro del canon, por decirlo así, de esa nueva forma adulta de ver el mundo, en el que la gravedad y tragedia que inspiraba y daba forma el mundo adulto del pasado ha sido sustituida por la levedad e ironía del nuevo mundo digital. No puede ser de otra manera, si nos fijamos bien, si queremos que la mayor cantidad de humanos muevan ya sea su alma o su cuerpo, de un lado para otro del planeta, en el menor tiempo posible. Ubicuidad, levedad e ironía son el combustible que pone en marcha cada día el nuevo paradigma antes anunciado. Sentimientos y afectos, los justos, para que no te impidan ser un buen saltimbanqui como también te exige la nueva religión. De ahí el eslogan que mejor la avala: relaciones con derecho a roce. La cumbre más alta del yo moderno endiosado, un tipo que ya no siente los impulsos dignos de ser como dios, él ya ha alcanzado por méritos propios y sin ayudas de nadie, pregona a voz en grito, esa cota insuperable.
No digo que la protagonista de la peli, Sara, participe literalmente de los protocolos de este paradigma, pero el director si pienso que lo construye para ver cómo se desenvuelven dentro sus criaturas, para experimentar hasta donde penetra en ellos esa falta de compromiso que alienta y da forma a aquel. Sin embargo, todo esto deja al espectador ante una práctica estimulante de asociación de ideas, ante las imágenes que se van apareciendo ante su mirada. ¿Forman estas parte de lo se podía llamar el Post cine? Entendiendo por cine ese lugar narrativo donde ha tenido lugar la representación de la vida, comedia y tragedia, propia del siglo XX. Lo que hace Sara, mujer madura perteneciente a la alta gama de la sociedad - como alguien dijo acertadamente en la tertulia, como si de un frigorífico se tratara -, no parece continuar eso a lo que estamos acostumbrados cuando el marido le dice que se acuesta con otra. Sencillamente se comporta com cualquier consumidora de la plataforma Tik Tok. Alquila un piso en un barrio de la gama baja, por seguir con la expresión, y se pone a trabajar de lo primero que le sale, para a continuación echarle el ojo al cuerpo desnudo de un vecino, quince años más joven que ella, mientras se ducha a la intemperie porque tiene estropeada la ducha de su casa. También conoce a su nueva vecina, que se encuentra en un embrollo similar de crisis matrimonial. Y acaba seduciendo a su hija, hasta el punto de que esta quiere irse a vivir con sus madre, dejando las comodidades y el confort de la antigua vida familiar donde ha nacido. Eso sí, en toda esta transición Sara no se cambia el uniforme y peinado que ha traído de su etapa vital de la gama alta, por si acaso. No hay sobresaltos significativos, sólo intercambio de miradas de posicionamiento ante lo que se avecina, que es predecible como lo es que después de la noche amanece que no es poco.
¿Puede haber más profundidad en los seres que no creen en la trascedencia, porque no hay sitio donde ir que no sea uno mismo? ¿No es así como se relacionan los dioses entre ellos, ajenos a cualquier tipo de abismo que pueda habitar cualquier ser humano en tanto que humano? ¿Si ya no podemos viajar al Hades, como nos enseñaron los griegos, para volver a la superficie en busca de una luz renovada, como podemos saber sobre nuestra ignorancia? Si lo sabemos todo y estamos de vuelta de todo, sin haber ido a ninguna parte después de no parar de movernos, ¿como averiguar cual es nuestro lugar en el mundo? Son preguntas que se le echan encima al espectador casi sin proponérselo, lo cual no impide que se despierte su simpatía hacia la experiencia del itinerario que protagoniza Sara. El marido se da cuenta de su error y quiere volver. Pero ya es demasiado tarde, Sara está en otro lugar. Ha cambiado. Quizá falta saber cómo ha cambiado, por que ha cambiado, cuáles son los trazos del cambio, en que medida Sara es consciente de que está cambiando, en fin, todas esas preguntas que los antiguos protagonistas del cine se hacían. ¿Cabe ese compromiso con las preguntas en los protagonistas del Post cine?
CLUB DE LECTORES 1
La experiencia de la lectura de un libro es un acontecimiento irrepetible, pero transitivo, en la intimidad de un lector, no es un evento vinculado a la industria del espectáculo, ni un documento, ni un monumento en la rutina cotidiana con la que un ciudadano se relaciona con su exterioridad.
(...)
Todo club de lectura tiene una intención y un objetivo.
La intención es creativa, y trata de comparar sentimientos y actitudes del narrador y protagonistas del libro que nos convoca con las de los lectores en el momento de la lectura. Es decir, de que manera aquellos son acogidos en su seno por estos. No habrá, por tanto, un aparato bibliográfico, artístico o intelectual externo, sino que correrá a cargo de mismos lectores con discusiones, escritos y propuestas de trabajo.
El objetivo es que todo ello por si mismo muestre, sin análisis ni teorías, las fracturas o continuidades que se han ido produciendo entre la forma que tienen de entender el mundo las voces del relato leído y la de cada uno de los lectores mientras ha tenido su experiencia lectora.
(...)
¿Donde acontece hoy el valor y el coraje propio del ser humano en tanto en cuanto esta ahí como existente?
¿En la retaguardia y en el frente de las batallas modernas?
¿Cuales son hoy esas batallas, cuales sus frentes y cuales sus retaguardias?
(...)
La intimidad se puede relacionar con el sacerdote o con el psicólogo, bien para hacerse perdonar sus pecados o para restablecer el equilibrio psíquico de la exterioridad del Yo.
Pero también puede relacionarse creativamente con el mundo a través de la acción lectora o escritora. Con la simple intención de saber cual es su lugar en él por lo que es y no tanto por lo que debe ser. Siempre y cuando aceptemos que ser y deber ser no son lo mismo, aunque se conjuguen juntos en el existir del sujeto.
(...)
Para vivir hay que mentir, ¡qué se hagan oír en el agora quienes piensen que vivir es, para hacer justicia, lo contrario, no mentir! ¡Qué hagan oir su voz en el templo laico o religioso según sus creencias quienes piensen que la primera aseveración es cierta! Pero para leer, en compañía del narrador y de los otros lectores, hay que estar dispuesto a ir en busca de la verdad de aquella "vida justa o mentirosa", ¡qué alcen la voz quienes estén dispuestos a viajar así sin desmayo!, al lado de Ifemelu hasta el final de su itinerario. Para vivir hay que mentir, he aquí la matriz donde se aloja el éxito escandaloso del presente, que hace dominante el nihilismo contra la autenticidad de la existencia humana.
(...)
Esta situación general de la «lectura» no impide que se presenten nuevos horizontes para el arte de la literatura, nuevos caminos en los que el texto literario puede no solo sobrevivir como obra de arte sino también tener un papel relevante (una función estética, una función social, una función crítica). Porque, si como decía acertadamente John M. Ellis, «los textos literarios no se definen por poseer una cierta forma o estructura, sino como aquellos discursos lingüísticos que la comunidad emplea de un modo determinado; se usan como literatura», entonces cabe pensar en la obra literaria como en un dispositivo capaz de renovarse y permitir al lector realizar distintos tipos de operaciones intelectuales, que se ajusten a las demandas y las inquietudes de una nueva era cultural.
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Cabe entender la lectura como una conquista irreversible
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Como no podía ser de otra manera, al hablar del pensamiento literario del autor fallecido Bottini deja ver algo del suyo, ese que no se atreve a desplegar del todo, o casi nada, en las sesiones del club de lectura. Estando de acuerdo en el diagnóstico, quizá me distingue de él la manera de salir del embrollo en el que la lectura pública y publicada se encuentra en la sociedad democrática actual, perfectamente alfabetizada y plenamente informada. Leer en solitario es una afición placentera, cierto, pero al hacerlo en compañía (esto es lo novedoso) requiere también el esfuerzo propio de un tarea (esto es lo inhabitual, propio de toda novedad). ¿Qué decir a los otros lectores para qué me escuchen y para qué me entiendan, y para qué, a su vez, con lo que me digan yo los escuche y los entienda? En fin, ¿qué decir y decirnos para que fructifique la aplazada y añorada utopía ilustrada: la conversación humana? Por mi formación, al leer procuro colocarme en el Agora Griega, siempre al lado de la Paideia y Mayeutica socrática. Bottini se deja acompañar, a mi entender, de la tradición estructuralista y sus variantes post. Para Bottini leer tiene algo de teleológico, un horizonte de inteligibilidad ineludible al que el lector tiene que llegar obligatoriamente, un monumento. Para mí es un caminar entre sombras, silencioso y solitario, con horizontes de inteligibilidad no ineludibles pero si posibles y deseables, como los claros en ese bosque de sombras, donde el lector al encontrase con otros lectores se encuentra, al fin, con algo de si mismo para seguir caminando, un acontecimiento. Uno de esos claros puede ser el club de lectura.
(...)
El club de lectores abre las condiciones de posibilidad a la dimensión de la virtud y a dejar ver los rostros de la estupidez. Así es bastante habitual que el personal confunda un club de lectura con una reunión de amigos.
lunes, 9 de enero de 2023
LA ENVIDIA
Hace casi cien años nos advertía el escritor vasco Unamuno, que allí donde la envidia prolifera son encumbrados al poder los resentidos, pues a la postre solo el resentido es capaz de administrar el huracán de pasiones viles que produce y alimenta la envidia. Por lo tanto, no nos ha de extrañar que hoy nos gobiernan diferentes y variopintas cuadrillas de resentidos. Por estos pagos la envidia es el deporte nacional.
Coinciden, en lo del resentimiento, con esos que no sabiendo extraer las endorfinas a la vida (donde se encontrarían con el alma de los otros) tratan de extraerlas a solas de su cuerpo, sometiéndolo a esfuerzos extremos incluso una vez llegado a la edad provecta. Son los Resentidos de las endorfinas de gimnasio y bailoteos varios. Victoriosos por fuera y derrotados por dentro, en algunos casos valdría decir podridos. Así va el mundo al día de hoy. Seguiré informando.
viernes, 6 de enero de 2023
CUMPLEAÑOS
Servidor recibe la noticia de que una amiga, al levantarse un día, 50 años después del primer día, se ha dado cuenta de que se ha convertido en una hermosa mariposa. Servidor piensa que es una bendición de la evolución, tal y como dan fe los parabienes y cucamonas con que sus fans no dejan de agasajarle por su cumpleaños. Peor lo tuvo un tal Gregorio Samsa, que un día se levantó convertido en horrible escarabajo y su familia no le hizo ni puto caso. Así que vamos bien, quiero decir que si amanece vamos bien, pues no es poco. Otra cosa son los cambios que experimentamos en ese viaje. La forma en que cambiamos individual y socialmente, las cosas que verdaderamente cambian, nuestra capacidad de percibir que estamos cambiando, los recursos que usamos para dirigir lo que cambia, quién o qué mueve el cambio. Solo decirle a mi amiga que para ese empeño lo mejor es mantener el swing de la mente en forma. Hablo de la imaginación, la tuya y la del mundo. Y de la complicidad entre tu mente y la del mundo. Bailar con las ideas del mundo es conocer lo que nos mueve de esas ideas. Descubrir nuestra fuerza motriz central, la que nos empuja, la que construye o destruye nuestro carácter. El carácter, no olvides como cambia tu carácter mientras bailas. Así es como se mueve el cuerpo a partir de los cincuenta, y mucho antes, tenga éste apariencia de una mariposa o de un escarabajo, la de Marylin Monroe o la de Paul Newman. Le funcione lo que le funcione o le salgan goteras donde menos te lo esperes.
UNIVERSIDAD MENTIROSA
«Hoy me dedico a engañar más que a enseñar«. La abrumadora sinceridad de Daniel Arias Aranda, catedrático del departamento de Organización de Empresas de la Universidad de Granada (UGR), ha provocado un encendido debate en redes sociales. El profesor ha escrito una misiva en la red social Linkedin en la que reflexiona sobre la bajada de calidad y de exigencia que existe en la educación actual.
Desde sus 25 años de experiencia, Arias lamenta que el nivel ha ido disminuyendo para adecuarlo a los alumnos, para que aprueben en sus respectivas materias y todos puedan ser felices. Pero tras esto se esconde un fracaso enorme tanto de la educación como de la sociedad, que ha sido incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos marcados por la tecnología. Esta es su carta:
miércoles, 4 de enero de 2023
RELACIÓN Y ATENCIÓN 2
Cada vez crees menos en los hombres y mujeres y nada en los dioses. El dios eres tú, solo tú Por eso eres adicto a la técnica digital y a los animales de compañía. Por eso llevas en la mano derecha un móvil y en la mano izquierda un perro. Así te paseas por la ciudad un día y otro día, una vez más. Un Yo endiosado, un Yo divino caminando hacia ninguna parte. Imagina que es “Ser libres juntos: relación y atención”. ¿Para qué?, respondes sarcásticamente. Un “para que” que una vez pronunciado solo te mantienes en pie con muchas dosis de rencor y resentimiento, en fin, de odio hacia el mundo. Por eso no te quitas la vida. El odio, más que el amor, es la principal fuente de sentido individual y colectivo.
Tu que eres un adicto a la moda digital deberías saber que hasta la llegada de la física cuántica, los científicos realizaban sus experimentos suponiendo que eran observadores pasivos de la naturaleza, capaces de ver lo que veían sin perturbarlo (ese mecanismo es lo opuesto a lo digital). Esa separación entre el observador y lo observado (que muchos años después tú sigues practicando con tu móvil en la mano derecha y el perro en la izquierda) se ponía ahora en tela de juicio. El objeto microfísico carece de propiedades intrínsecas y resulta absurdo preguntarse por su posición o velocidad entre medida y medida. La física abandona la cosa en sí para ocuparse de lo que podemos decir sobre el mundo. Heisenberg lo expresaría con claridad: “los átomos y las partículas no configuran un mundo de cosas y hechos, sino de potencialidades y posibilidades”. La nueva física recupera así la propuesta de Leibniz. Los elementos básicos del mundo no son cosas o hechos, sino el apetito y la percepción. Los errores de Descartes dieron pie a una física inexacta. La extensión no es la esencia de la materia, sino la fuerza del anhelo y la percepción. La fuerza de los sentimientos que de ello se derivan. Los cartesianos tuvieron una idea rutinaria y poco creativa de la materia. Una idea que hay que descartar. La naturaleza, toda ella, está viva.
Nuestra relación con ella, por tanto, no debe ser de usar y tirar, ya sean personas o cosas. No debe ser pensando en la obsolescencia, de personas y cosas, y su conversión en basura. Debe de estar apoyada, como dije ayer, en la relación y la atención, pues la naturaleza de todo lo que está vivo es estimular la llamada ajena, no su uso o su conquista sordos. No es una llamada a ciegas. Debe estar apoyada, en fin, en la renovada imaginación de lo que ya conocemos y amamos. Ya se que te despedirían de inmediato si dijeras esto en una de las tiendas de venta de novedades de aparatos digitales. Pero, ya en el paro, aún te quedaría el consuelo de pasear a tu perro cada mañana.
martes, 3 de enero de 2023
RELACIÓN Y ATENCIÓN 1
¿Por qué nos vamos mineralizando poco a poco en esta sociedad digital, convertidos en meros emisores y receptores de datos como una terminal más? Siendo el átomo, como dice la teoría cuántica, una estructura viviente y sintiente. A principios del siglo XX se descubrió que el átomo tiene forma interna, radia, palpita, emite señales de vida. En cierto sentido, puede decirse que la física cuántica restaura la antigua causalidad, más compleja y poliédrica. El átomo tiene forma interna, palpitante. Cuando es excitado emite energía, pero también puede absorberla. La materia no sólo es penetrable como muestran los experimentos de Rutherford sino que también es activa, como descubrió Marie Curie. Luz y vacío, así es el átomo. De eso estamos hechos. Así deberíamos comportarnos, per no dejamos de mineralizarnos, como si fuéramos de acero. Inerciales e impenetrables. Aislados del mundo, pero aparentando que estamos en él. Ruido y jolgorio.
No estamos meramente ahí a nuestra bola, no somos seres relativos, sin ningún tipo de compromiso, no somos filisteos narcisistas o alfeñiques de obediencia asegurada. Somos seres relacionales y atencionales, comprometidos con la atención que reclaman nuestras relaciones.
Según aquellos mismos descubrimientos de la física cuántica, el espacio y el tiempo han dejado de ser el marco en el cual se despliegan los fenómenos que observamos. Más bien, es la propia observación la que crea las condiciones espaciales y temporales. Toda una revolución.
Un club de lectura, o una tertulia de cine, es, por tanto, un nuevo marco de referencia ante los nuevos desafíos que plantea la lectura y la escritura, y nuestra mirada en general, en un mundo plenamente alfabetizado y constantemente conectado e informado. Un mundo no entre pucheros como el de Teresa de Ávila, sino entre pantallas. Hasta ahora, según el paradigma cartesiano, la opinión del lector A y la opinión del lector B eran excluyentes, o cada una iba a lo suyo, respecto a un mismo fenómeno: leer el mismo libro. Ahora, en el nuevo marco del club de lectura, son complementarios. También, toda una revolución.