Aceptación del silencio
El despertar es siempre una manera
de advertirnos a tiempo, evitar la locura
de ese primer instante que descubre
desvanecidos sueños y nos priva
del espacio feliz del abandono.
A ese momento temo, y lucho por salvar
algunas alegrías que cobijan un resto de ilusiones
y dentro de nosotros van encendiendo luz.
No más clara por ello, la verdad presentida,
porque también lo oscuro ampara la mirada,
y el andar vacilante, casi a ciegas,
puede impulsarnos más a lo escondido.
Habito en el silencio, casi me siento cómplice,
y por eso me avengo a la mudez,
al jugo de tu nombre: te deletreo, Dios,
te deletreo.