La viabilidad de la democracia liberal, para entendernos, resumida en la frase de Georg Gadamer: “cabe la posibilidad de que él otro tenga razón”, siempre está amenazada por el acoso y derribo de los totalitarismos de toda laya y condición, que vigilantes esperan las debilidades de aquella para urdir el momento propicio que les permita tirarse al cuello de su víctima. La caza de brujas que, con el consentimiento de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos de América, inició y llevó a cabo el senador republicano Joseph McCarthy entre 1950 y 1956, es uno de los episodios más conocidos dentro de este apartado que forma parte inseparable, a su vez, de la historia universal de la infamia. Uno de los blancos de semejante inquisición política fue el mundo del cine porque, entre otras razones, los interrogatorios a directores y actores famosos proporcionaron una extraordinaria publicidad a los miembros del Comité de Senado estadounidense, instigador de de la caza de brujas, que estaba presidido, como no, por el senador McCarthy. Hasta aquí, de forma resumida, los hechos reales.
Ahora bien, ¿cómo se hace una película basada en estos hechos reales, en la que los protagonistas secundarios en los hechos de la película son los protagonistas principales en aquellos hechos que entonces sucedieron en la vida real? ¿Cómo se cuenta esa historia en una época donde han desaparecido las causas que las provocaron? En fin, ¿cómo ha filmado Martín Ritt su película,
“La Tapadera”. Aparentemente el mundo es otro, pero lo que no cabe ninguna duda es que los espectadores en este mundo de ahora perciben las cosas que en él aparecen de otra manera, aunque después de ver la película el espectador tenga la sospecha de que pocas cosas han cambiado desde la época del senador Joseph McCarthy. ¿Cómo filmar ese cúmulo de contradicciones? Allen, Woody Allen es la respuesta y la solución que ha elegido Martín Ritt. El testaferro y el amigo. Woody Allen, el actor-personaje de la historia del cine que acumula más contradicciones por centímetro lineal de estatura del mundo. Howard Pierce, así se llama el nuevo protagonista en el que se encarna Allen, mediante el que nos va a persuadir que el mundo, a pesar de sus infinitos desatinos, merece la pena entenderlo y, por ende, vivirlo. ¡Cuidado con los profetas de la perfección del mundo!, nos previene al paso de sus idas y venidas por la ciudad entre sus esquinas y alcantarillas.
Testaferro es un término usado en la literatura, en leyes y psicología, para señalar a la persona que suplanta, encubre o se disfraza legalmente, prestando su nombre e identidad, firma, o bien su persona ya sea física o jurídicamente, emulando el papel social de la persona mandante a la que en el fondo representa. Encastrar un testaferro de la vida, no otra cosa es un actor, en una trama que se inspira en hechos reales, y está protagonizada por quienes experimentaron en sus propias carnes aquellos hechos, es la manera más acertada y lúcida para que el espectador de hoy vea y comprenda lo que ocurrió en ese pasado cercano y remoto a la vez de la caza de brujas. Si nos fijamos con atención, el arte narrativo siempre se basa en los hechos reales de la vida estén estos documentados, o no, pues sino estaríamos hablando con marcianos al no haber realidad compartida entre personajes y espectadores. La presencia de Howard Prince superpuesta y entremezclada a la trama de los personajes reales hace, debido a la distancia que pone entre esos y el espectador, que este traiga hasta su presente lo que ocurrió entonces no como un documento histórico, sino como un acontecimientos creativo. Ese que, al contrario que el documento histórico que solo habla de los años en que ocurrió la caza de brujas, habla de la caza y de las brujas que sucede y sucederán siempre, respectivamente.
Por eso las peripecias de Howard Prince en la película, suplantado la personalidad y el oficio de guionista de su amigo, son también las nuestras, en tanto en cuanto son las propias y las apropiadas de la eterna condición de las conductas de los seres humanos, actúen donde actúen y se escondan detrás de las máscaras mediante las que ocultan sus vidas, mientras actúan.