miércoles, 13 de marzo de 2024

CLLUB DE LECTORES 11

Conversar sobre los temas que sostienen las películas o los cuentos y novelas sobre los que conversamos en un club de lectores, antes que nada es un acto de respeto a la dignidad del moderador y, por ende, a la de quien ha decidido asistir. Nada como una tertulia pone a prueba, a mi entender, ese respeto a la dignidad humana. La del moderador porque se ha esforzado para que la conversación llegue al buen puerto de la comprensión y el entendimiento de todos, y la de los asistentes porque reman junto al moderador en la dirección de que ese propósito sea posible. Una tertulia es, por decirlo así, un bien común donde ponemos a prueba el estado de nuestra dignidad humana, siempre asediada, como sabemos, por las fuerzas que la quieren hacer desparecer, y ponerla a los pies de los caballos. En esas estamos.

¿Por qué, sin darnos cuenta, a mi entender, se vulnera este respeto? Porque confundimos constantemente muestras creencias con nuestras ideas. UN CLUB DE LECTORES ES EL LUGAR Y EL TIEMPO QUE SIRVE PARA APRENDER A TENER IDEAS Y A INTERCAMBIARLAS, NO PARA AUTOAFIRMARNOS EN NUESTRAS CREENCIAS. Por ello confundimos constantemente “el me gusta o no me gusta” con “el me interesa o no me interesa”. La creencia es algo que pertenece al ámbito de la intimidad humana. Sabemos que es verdadera y se encuentra ahí, dentro de cada uno de nosotros, como si fuera una segunda naturaleza. Es intransitiva y no sabemos la forma que tiene, por lo que para que pueda llegar a los otros de una manera inteligible se necesita tener ideas. Y que los otros también las tengan. A nadie se le ocurre discutir sobre la forma de andar o de respirar que tenemos. Una creencia, para entendemos, es como nuestro sistema motriz o respiratorio. Ahora bien, podemos cambiar el andar hasta que nos interese (es lo que hacen los modelos y los actores) o la respiración para aprender a meditar con eficacia (es lo que hacen los yoguis), pero para hacer esos cambios se requiere también tener ideas. Sin embargo, las ideas son todas discutibles en el ágora de la Polis, el lugar donde se reúnen los hombres y las mujeres libres, dignos de serlo, como decían los antiguos griegos. Las ideas son la manera de hacer discutible, con los otros y entre los otros, lo que de suyo, íntimamente, no lo es, las creencias. Las creencias son innatas, son la parte invisible que sustenta lo material. La ideas o las ideologías son culturales, son la parte invisible que vertebra lo político.