martes, 7 de noviembre de 2023

CRÓNICAS DEL PONIENTE CASTELLANO 4

 MONASTERIO DE LA SANTA ESPINA



Mi interés por hacer una visita a este monasterio era doble. Por un lado la ideología de la orden del Císter y la consecuente labor evangelizadora de la doctrina cristiana que sus monjes expandieron por toda Europa con un hito indiscutible, Bernardo de Claraval. Por todos esos servicios prestados, la Iglesia Romana nombró en su momento a Benito de Nursia, fundador de la Orden, patrón de Europa. Y, por otro, por ser custodio de una espina de la corona que llevo Cristo camino del Calvario. El morbo de las reliquias, y, sobre todo, comprobar en que medida ese morbo prevalece entre nuestras costumbres paganas. 


La llegada a estos parajes no defraudaron al viajero. Para decirlo rápido, es como un oasis en la estepa castellana de la Tierra de Campos. Se encuentra ubicado en el valle del río Bajoz con los Montes Torozos al fondo. El monasterio fue fundado en 1147 por la hermana del emperador Alfonso VII, la infanta-reina Sancha Raimúndez quien recibió de Luis VII de Francia en París una espina de la corona de espina de Cristo que custodiaban los reyes de Francia. A su vuelta, donó sus heredades en San Pedro y Santa María de Aborridos para la fundación de un monasterio que albergara la reliquia, encomendado a la Orden del Cister. Los primeros monjes llegaron ese mismo año procedentes de la Abadía de Claraval enviados por San Bernardo de Claraval.



En el exterior el monasterio se encuentra rodeado de una enorme muralla del siglo XVI. Tiene su entrada por una puerta monumental con arco de medio punto sobre el que se sitúa una hornacina hoy vacía. En el interior tiene dos claustros, una sala capitular, la sacristía, la iglesia y distintas capillas en honor de otros santos. En las capilla de las reliquias se guarda hoy la reliquia de la Santa Espina, por la que es conocido también él monasterio. Pérdida la fe y la devoción en el más allá, hoy son los museos de arte contemporáneo y los cuartos trasteros de las viviendas de la clase media urbana dominante los que albergan las reliquias de nuestra devoción consumista en el más acá, lo único que nos queda. Si dejamos aparte las consultas de salud y sus ansiolíticos. 

En las dependencias monacales se ubica la Escuela de Capacitación Agraria, una de las más antiguas de España. En este centro público de enseñanza, que depende de la Junta de Castillo y León, los alumnos cursan ciclos de grado medio y programas de garantía social. Otras instalaciones como el aprisco, los invernaderos, la vaquería,... complementan la formación que se imparte en este centro.

El monasterio acoge una exposición permanente de mariposas, insectos y distintos artrópodos de los cinco continentes. Ubicada en una sala del claustro de la hospedería, esta exposición se compone de 3000 ejemplares que forman parte de una colección total de más de 10 000 ejemplares.

(….)

La Orden de San Benito es una orden religiosa, perteneciente a la Iglesia católica, dedicada a la contemplación, fundada por Benito de Nursia, dictada por este a principios del siglo vi para la abadía de Montecassino.2

Gracias a la expansión del monacato benedictino y sus diferentes reformas a través del tiempo, se puede decir que Benito de Nursia contribuyó decididamente a la evangelización cristiana de Europa. Razón por la cual, la Iglesia católica lo ha declarado patrón de Europa.3 Entre las principales reformas de la llamada Orden de San Benito se encuentran las de la rama de CLUNY (Cluny) y la rama del CISTER (San Nicolás les Citeaux)

La orden cisterciense igualmente conocida como orden del Císter o incluso como Santa orden del Císter, es una orden monástica católica reformada. Tienen como regla la de san Benito, la cual aspiran seguir en forma estricta. Nacieron en 1098 como una reacción de la relajación que consideraban que tenía la Orden benedictina de Cluny (de 910), queriendo volver al espíritu original de la Orden de San Benito (de 529). Su origen se remonta a la fundación de la Abadía de Císter por Roberto de Molesmes.

Debe su considerable desarrollo a Bernardo de Claraval (1090-1153), hombre de una personalidad y de un carisma excepcionales. Su influencia y su prestigio personal hicieron que se convirtiera en el cisterciense más importante del siglo xii, pues, aun no siendo el fundador, sigue siendo todavía hoy el maestro espiritual de la orden.