viernes, 10 de septiembre de 2021

CIUDADES DE TURINGIA 2

 GOTHA

Tal vez sea la ciudad que mejor representa, como lo es el Vaticano para las conjuras católicas, las disputas dinásticas de la parte occidental del continente europeo, mayormente reservorio del protestantismo continental. Las luchas por el poder, para quienes nunca participamos en ella, nos parece siempre un laberinto intransitable en el que es mejor no adentrarse, otra cosa es que sepamos organizar nuestras vidas sin contar con su pertinaz propaganda, pero esa es otra historia. No es casual que el periodismo narrativo moderno haya optado, para hacer aparentemente inteligible, y por tanto vendible,  ante sus lectores y espectadores las historias que imagina cada día o cada hora, por crear epítomes que resuman todo el galimatías que es la lucha por el poder, que en el fondo es y será siempre la mismo y se resume en una ecuación sencilla e inmutable. Los sítiales del poder son limitados, son los que son, lo que significa que todos quienes se postulan demás acabarán siendo expulsados del palacio donde se encuentra el trono, bien por la vía del asesinato o por la vía del destierro o por la vía democrática, que es la única que puede conceder una segunda oportunidad a los perdedores. 


El caso es que Gotha fue, junto con Coburgo, una de las capitales del ducado Sajonia-Coburgo-Gotha, adscrito a la rama de los ducados ernestinos de la casa Wettin. Ahí están sus dos grandes palacios como testimonio de aquella grandeza. Nada más añadir, para ser fiel a lo que he dicho antes de no meterme en esos laberintos de luchas dinásticas que formaron parte inseparable de la historia de Europa Central hasta 1918, que de aquel ducado salieron las dinastías que dieron lugar a las monarquías de Bélgica, Reino Unido (las dos aún vigentes y amparadas por las constituciones respectivas), Bulgaria y Portugal (ya desaparecidas). Apuntar que la dinastía que mantiene a Isabel II en del Reino Unido cambió de nombre en 1917, pasando a llamarse Windsor, lo cual queda muy bien relatado en la serie que sobre este personaje ha producido la BBC. 


Pero lo que verdaderamente había atraído mi atención de la ciudad de Gotha en los preparativos del viaje, era la fundación en 1875 de lo que actualmente se conoce como el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD). Más tarde he pensado que ese ha sido el hilo conductor del recorrido por las ciudades de Turingia. El hecho fundacional que significaron, en su momento, algunos de los acontecimientos que hoy forman parte de la historia más o menos oficial y turística de la ciudad. Lo iremos viendo en las sucesivas entradas. Bajo este prisma, no cuesta identificar el nacimiento de Bach en Eisenach y la traducción de la Biblia al alemán por parte de Lutero en la misma ciudad, mencionados en la anterior entrada, como hechos fundacionales de la música y de la lengua y literatura alemanas modernas. No quiero dejar de señalar el importante significado que estos hechos tienen, aunque parece que cada vez menos, en una necesaria reunión o religamiento, es decir, en una unidad preexistente (llamase conciencia cósmica o anima mundi) que frene la inevitable metástasis social y política en que ha entrado la multiplicidad imparable de fragmentos o identidades a la deriva en que se ha convertido la sociedad postmoderna. Dicho de otra manera, usted no es nadie si no pertenece o subvenciona una identidad perseguida o marginal o no reconocida, a su entender, de manera conveniente.


Cabe destacar que la fundación del SPD alemán significó, a mi entender, esa unidad o reagrupamiento de los diferentes malestares y quiebras que la revolución industrial del siglo XIX iba ocasionando a nivel gremial e individual en el conjunto de lo que a partir de ese momento se denominó como la Clase Obrera, destinada según los preceptos marxistas, cuyo “Critica al Programa de Gotha”, escrito por Karl Marx al calor del hecho fundacional de la creación del SPD, iba a liberar al mundo de las cadenas burguesas e instalar entre los hombres y mujeres la verdadera libertad y justicia.