Nadie de quienes seguimos al guía cada domingo con la fe del carbonero por esos bosques de dios, podrá pensar que los árboles que nos muestra para invitarnos a celebrar nuestros sentimientos entre seres igualmente sintientes, sean árboles y que además hagan la función clorofílica.
Todos intuimos que son su corazón y su mente las que nos felicitan a través de sus indicaciones. De lo que sí podemos discutir es si no son lo mismo y del orden en que aparecen, cuál es antes y cuál después, que representa a su corazón y que a su mente para llevar a cabo el propósito del conjunto: que seamos felices en cada caminata. Como si fuera una visión que acontece por primera vez. No olvidemos que el guía es medio budista. Y nosotros no somos del todo incrédulos.