miércoles, 7 de febrero de 2024

LA GALLINA CIEGA 5

 SOLO LOS BASTONES DE SU NOSTALGIA Y SU RENCOR LE DAN CONSISTENCIA A SU CAMINAR EN LA CIUDAD

Rencor y nostalgia que Maxaub quiso aliviar probando suerte en doña Manolita. Un puñado de hombres armados salvan siempre a una civilización, le oigo murmurar entre dientes, con miedo a ser oído por alguien y con el anhelo de que todo el mundo lo oiga. Todo junto. Mientras así murmura, como si estuviese hablando con alguien por su improbable teléfono móbil, me enseña el cupón de lotería que ha comprado. 34567. Maxaub no pierde nunca su estructura huidiza de sombra. A medida que lo voy viendo caminar delante de mi, más me parece un espía de los vencidos, que como Federico Sánchez ha venido a España a dar órdenes a los del exilio interior.


Hemos subido desde la Puerta del Sol por la calle Montera hasta la Gran Vía. Nótese que nada más llegar al final de esa subida, Maxaub, algo fatigado, se paró y me dijo: “La red de San Luis, en Madrid, es el nombre no oficial con que se denomina al ensanchamiento final de la calle Montera en su unión con la Gran Vía y las calles Fuencarral y Hortaleza. Hacia la derecha - me señaló con su mano abierta - está el primer tramo de la Gran Vía hasta la confluencia con la calle de Alcalá, y hacia la izquierda el segundo tramo hasta la plaza de Callao. Como verás mi memoria espacial está en plena forma. ¿Por dónde vamos a seguir este paseo peripatético?,” me preguntó con un tono más animado, que me hizo suponer que había plegado los bastones a que me he referido al principio. Seguiremos hacia la plaza de Callao, segundo tramo de la Gran Vía y continuaremos por el tercer tramo hasta la plaza de España. El primer tramo lo haremos otro día. Al mencionar los tramos de la Gran Vía quiero indicar que esta gran arteria madrileña no se hizo de un tirón, por decirlo así, sino en tres momentos diferentes, según iban avanzando los procesos de expropiación y demolición del gran número de viviendas que se interponían en el trazado que habían diseñado los urbanistas de la época. 


No hizo falta que reiniciáramos la marcha. Desde la misma red de san Luis se ve todo el esplendor que aún conserva el edifico de Telefónica, en el momento de su inauguración en los años veinte del siglo pasado. Fue uno de los primeros rascacielos europeos y el segundo de España. Una estructura con una promesa y una paradoja. Pues suponía un avance indudable en la comunicación técnica, justo cuando estaba creciendo a marchas forzadas un retroceso en la comunicación humana. Época de entreguerras europea y española. 


Sin mediar palabra Maxaub volvió a sacar los “bastones” antes de iniciar el paseo peripatético. Al pasar debajo de su imponente mole entendí el cambio de su actitud. Lo que ante él aparecía era una enorme torre vigía y ocasionalmente un gran nido de ametralladoras, funciones que tuvo el edificio de la Telefónica en la época de la guerra cuyo frente se encontraba establecido en la ciudad universitaria y la casa de campos cercanas. Fue un emblema del No pasarán republicano, dijo mientras torcía el cuello para enfocar la mirada hacia arriba del todo. Sin embargo, los trabajadores de Telefónica no dejaron, durante la contienda civil, de cumplir su misión laboral, cubriendo las necesidades de comunicación con el exterior que tenían los corresponsales extranjeros de prensa establecidos en el Hotel Florida y el Hotel Trip Granvia (donde escribía Ernest Hemingway sus crónicas de guerra y después de la guerra sus crónicas sociales y taurinas). Ambos hoteles se encontraban, el Trip Granvía renovado sigue en pie todavía, en la cercana plaza de Callao, hacia donde nos dirigimos caminando con parsimonia. A un lado se encuentra la centenaria Casa del libro y a la otra las galerías Primark, donde en los años de la postguerra estuvo Sepu, una de las primeras galerías del desarrollismo franquista. El quebradero de cabeza principal de Maxaub.