¿Qué no esperas de “Invisibles”, la película de de Gracia Querejeta? Buenos planos de tres mujeres que fueron hermosas (aunque de otra manera aún lo siguen siendo), que cada jueves caminan por un parque hablando de trivialidades derivadas de la ausencia que sufren cuando antaño fueron hermosas. Hay una algarabía de patio de comadres en esas mujeres protagonistas, que se manifiesta cuando no tienen la corrupción del poder masculino (y el propio) delante. No es tanto que Querejeta no anticipa lo que esta por ocurrir como que su mirada resulta tan inocua que surfea plácidamente en la superficie del presente wasapero, ocultando el esqueleto que lo articula. Echo en falta las palabras que esas mujeres no dicen, ni se dicen, y deberían decirse. Deberían ser dichas en el contexto en que sugiere la puesta en escena de sus vidas, que no es el de la propia vida sino el de su representación o el de la ficción. Menos mal que al final, la Gran Simplificadora, Mara, lo aclara todo: hay muchas vidas y hay que disfrutar todas las que una pueda, le viene a decir a su ex amiga Amelia. Amén.
👎
Viendo la peli es como si estuviéramos presos en un teatro y tuviéramos que seguir, nos guste o no, la obra que transcurre en el escenario; como si, nos guste o no, tuviéramos que convertirla todo el tiempo en objeto de nuestros pensamientos y palabras. ¿Por que tenemos que seguir viendo estas cosas? ¿Por qué tenemos que seguir aguantando la corrección política, venga de un lado u otro del frentismo socio político en el que nos han metido sin nuestros permiso? Porque Dios y la historia nos han hecho así, señoría.
🤢
Hay acerca de la utilización del Diálogo en la ficción narrativa (cinematográfica o literaria) dos tópicos que me gustaría resaltar. Uno de ellos consiste en pensar que, en el interior de una narración, el Diálogo trata de aligerar el espesor de lo que dice quien la cuenta, es decir, descripciones, presentaciones, reflexiones, informaciones, etc. El otro tópico estriba en la presunción de que los personajes hablan en ese estilo directo para mostrarse tal como son, decir lo que piensan, abrir su corazón, agarrar la verdad por el cuello. Pero el hablar o el manifestarse directamente no equivale a que las cosas sean como parecen, ni significa que los personajes sepan mucho de sí mismos (en este último caso el Diálogo podría ser innecesario, pues quien cree saberlo todo de algo o de todo no halla urgencia de hablar con nadie, ni consigo mismo; si toma la palabra lo hace para predicar, o hacer proselitismo, de lo mucho que sabe). Los tópicos narrativos no son ni buenos ni malos, son, a mi entender, restrictivos del campo de la mirada del espectad@r o lector@. Vendrían a producir en nuestra mirada, lo que en términos optalmológicos producen las máculas o las cataratas en nuestra vista.