miércoles, 21 de octubre de 2020

INVISIBLES 2

 Cuando esta mañana leí el poema de Fernando Pessoa, que más abajo os adjunto, me pregunté si lo habrían leído también Elsa, Julia, Amelia y su ex amiga Mara; y los amantes de Elsa, y el marido de Julia, y el novio de Amelia y su hija adolescente, y la novia de Mara; y si lo habría leído el poste masculino que aparece sentado en un banco. Y, como no, también pensé si habrían leído el poema quienes con mas de cincuenta años, y quienes con menos, participamos en la conversación sobre la peli.
En fin, que difícil es ser consecuente y no ser sino lo visible. Ese es, a mi entender el hálito del alma, que nuestros cuerpos, imagino, de algún modo rodean lo que siempre ha sido, aunque no sepamos decir exactamente lo que es. Por eso la amistad es un misterio como alguien dijo de forma acertada en la tertulia, porque debido a las máscaras y corazas del cuerpo no dejamos de ser invisibles ante los demás. Por eso dije yo lo de los amigos y amigas del alma, y los espacios que seamos capaces de compartir para hacernos verdaderamente visibles. Y da igual donde hayamos nacido y en el año que hayamos nacido y si somos hombres o mujeres, porque ahí no hay calendario ni sexualidad que valga, pues aprendemos que seguir con miedo y a ciegas el tic tac del calendario y la determinación sexual es la peor de todas las inconsecuencias.