lunes, 28 de mayo de 2012

NUEVAS AUDACIAS DE LA MODERNIDAD


Desde que hace poco mas de cien años nuestros antepasados decidieron que dios había muerto, la prudente modernidad inventada durante el Renacimiento entró en un disparatado proceso de autodestrucción del que son testimonio esas orgías apoteósicas de sangre y dolor que fueron las dos carnicerías mundiales.  No hemos aprendido nada.  Seguimos atreviéndonos con todo y siguen cayendo víctimas después aquellas hecatombes. La economía productiva una. La adolescencia como antesala paciente del mundo adulto, otra. A la economía la han sacado del molde tradicional donde se acomodaban las necesidades básicas humanas, dejándola a los pies de las golferías y las veleidades de los mercados. La adolescencia convirtiéndola en una poder fáctico autónomo y ultra impaciente, con sus redes de comunicación, sus industrias musicales y cinematográficas, sus drogas de diseño, sus revistas, y tal y tal. Al parecer, según los expertos, nada hay mas moderno que una economía adolescente como la financiera y una adolescencia consumista con la tarjeta de crédito en la boca, siempre  conectadas. ¿Nueva cara del fascismo? o ¿El rostro cabal del nuevo capitalismo? O, debido a la internacionalización que produce la conexión permanente, ¿se puede decir que entramos en la autentica, la buena etapa del comunismo? ¿No son las redes sociales y financieras la expresión mas elaborada y satisfactoria, hasta ahora, del precepto marxista, "a cada uno según sus necesidades de cada uno según sus capacidades"?

¿Quien paga las farras y los desmanes de la economía financiera? El estado ¿Quien hace lo propio con las de la adolescencia? La familia. Estado y familia, otrora pilares insustituibles del mantenimiento razonablemente civilizado de la especie humana de carne y hueso, se han puesto al servicio de estas dos mutaciones virtuales que son las que hoy dirigen y dominan el mundo. ¿Cuanto tendremos que pagar por esta nueva audacia de la modernidad? ¿Será el precio la idea original de la modernidad misma? ¿Insolencia, chulería y obcecación en lugar de libertad, igualdad y fraternidad? ¿Es acertada la sustitución, como antaño lo fue apartar del imaginario común a la triada Dios, patria y rey?