“El mal que hay en el mundo viene casi siempre de la ignorancia, y la buena voluntad puede causar tantos desastres como la maldad, si no es ilustrada. Los hombres son más bien buenos que malos, y, a decir verdad, esa no es la cuestión.” (Albert Camus en La Peste)
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"Todo el esfuerzo de Murdoch se centra en demostrar que la vida moral no es sólo cuestión de voluntad y acto, de decisión y consecuencia externa, sino que también hay un espacio invisible donde se operan cambios que determinan la conducta y en general la existencia del ser humano",(precisa Andreu Jaume en el prólogo a “la soberanía del bien”, obra de la autora irlandesa recientemente reeditada)
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Nunca antes la Libertad de la Humanidad, representada hoy por la Clase Media Occidental, tuvo a la ignorancia y a la banalidad del bien (buenismo feliz) como santo y seña de su orgullosa identidad individual, pegada sin solución de continuidad, como la uña lo está a la carne, con su prestigio social, que se encuentra aupado y determinado, de forma imperante e imperiosa, por el consumismo egoísta de todos los otros clientes que allí concurren.