LOS AUGURIOS SE RECHAZAN
Algo debía moverse de lugar, la tarde
depuso su enseñanza, alargando las manos,
como si hubiera querido demostrar un rasgo de la luz
que para todas resultaba invisible
cambiaba la estación, desubicaban
las cosas su trazado, esquivando
su natural pasividad:
si hay mundos que persisten es porque la latencia
se vive en el presente