LOBO ESTEPARIO (fragmento)
viernes, 31 de mayo de 2024
LEYES DE LA ASCENSIÓN 3
El señor Lauzet, paciente del doctor Pavel Golia, se ha puesto bocarriba otra vez, con los brazos cruzados sobre el tórax. Antes se había girado de lado sobre el diván, nada más sentarse, lo que provocó la sorpresa del doctor Pavel. ¿Que me espera hoy con este mameluco, pensó? No soporto nada, no soporto mi trabajo, no soporto a mi mujer, y ¿que se supone que debo hacer, mandarlo todo a paseo? Ah como le gustaría a Pavel decirle que no está solo, que él también está harto de tanta charlatanería, de tantos deseos y necesidades contrariados y contradictorios. Lo que tenemos dentro es un alma o una ferretería, música o ruido de cosas rotas o que no se dejan atornillar, piensa Pavel, mientras despide al señor Lauzet abriéndole con indulgencia neutra la puerta de su despacho.
El cara a cara de la Autoridad del narrador literario, invisible, va al alma y el cara a cara de la Autoridad del psicólogo, visible, va al malestar del cuerpo permanentemente insatisfecho del señor Lauzet, de su humanidad mortal, finita e imperfecta.El cara a cara tiene mala prensa hoy para los digitales porque tiene estructura de duelo, donde se puede morir, ser mal visto o mal escuchado, que para su sensibilidad de ofendiditos es lo mismo.
El cara a cara no tiene estructura de espectáculo, por eso no gusta al ego utilitarista, como el del señor Lauzet, mientras que el pandillismo si la tiene por eso gusta tanto a los egos tribales. Del primero solo se llevan dudas, mientras que del segundo si pueden llevarse o renovar la autocomplacencia que tanto le gusta. El señor Lauzet no logra ver esta diferencia. Pavel cree que está a punto de dejar la terapia en su consulta.
LEYES DE LA ASCENSIÓN 2
Entiende Modé que la tradición es el referente. Pero quienes la rechazan están condenados a cargar con los estigmas de anormalidad de los rumores que incansablemente tratan de falsear pegando siempre su maliciosa oreja en esa brecha en lo aceptable. Sin embargo, en el país al que ha llegado como inmigrante todo apunta, con una estructura de bloque sólido e inmutable, en una dirección distinta. Al menos no entienden otra tradición que no emane de la gloriosa revolución, todo lo anterior, toda la belleza que pudiera existir en el tiempo prerrevolucjonario, por decirlo así, no se percibe como tal belleza, a no ser que venga avalada por la autoridad de los historiadores y de los directores de los museos, que es donde han permitido a aquella refugiarse, bajo el palio de la nueva catalogación y ordenamiento revolucionario, claro está.
miércoles, 29 de mayo de 2024
LEYES DE LA ASCENSIÓN 1
Esto es lo que hay, dice Hope. Pero qué haces con lo que hay. Nada, porque aspirar a más, o a otra cosa, me expondría a decepciones demasiado dolorosas. Hope sabe, con toda seguridad, que Dios ha muerto y que nosotros lo hemos matado. Un dictum con el que Nietzsche pretendió zanjar una forma de pensar que ya no daba más de sí, pero que sus lectores o los herederos de la atmósfera creada con esa cita a lo largo de los años, la han respirado al pie de la letra. Si Dios ha muerto que nos queda a sus asesinos. Hope lo tiene claro. Nos queda la vida y el diálogo con los otros asesinos. Un diálogo que es la única posibilidad que tenemos, piensa Hope, de recuperar el sentido último de las cosas que hemos perdido. Sin embargo, se arrepiente de no poder hablar así en público. De no ser fuel a esa convicción íntima. Su intransigencia social se lo impide. No puede hablar del mundo sin sentirse como una adelantada, una anunciadora bendecida por la bondad del luminoso porvenir que ella cree ver la primera, encarnado en la proximidad del paraíso anhelado. Hope lleva toda la vida luchando contra esa enfermedad. No puede evitar envestir con un ataque repentino de furia, insultando o agrediendo a quien se haya cruzado en su camino con cualquier opinión o argumentación que contradiga lo que para ella es sagrado. Por ejemplo, su lucha contra la injusticia del mundo que impide la llegada de lo mejor. Como una Juana de Arco o Manuela Malasaña se levanta con la espada o las tijeras en las manos, y arremete con toda la furia que en ese momento tiene a su disposición contra quien la ha injuriado, a su entender, sin venir a cuento. Pero un día se romperá por dentro, y no es desacertado imaginar que llegue a pronunciar, si algún un periodista se le acerca donde esté sentada en el parque de su barrio, las primeras palabras dichas más arriba en esta especie de epitafio anticipado.
lunes, 27 de mayo de 2024
EL DISTINTO O EL IGUAL
¿Que esperas de alguien que es radicalmente distinto a ti?: lo inesperado.
Y si eso no te gusta porque eres un ofendidito, júntate con los que sean iguales a ti. Pero si te juntas con quien es distinto de ti, radicalmente distinto de ti, no trates de asimilarlo, no lo quieras hacer a tu imagen y semejanza, no lo conviertas en un espejo en el que se refleje aquello que tanto te gusta de ti: “yo soy especial”.
Si no aceptas que el otro te va a decir lo que no esperas, o lo que no estás acostumbrado a oír, si no lo aceptas como un ejercicio de verdadero conocimiento, si en última instancia, no aceptas eso no aceptas tampoco que es el otro el único que te va a señalar como se llena tu alma en el mundo, no el lugar que ocupa tu cuerpo en la sociedad, que para eso ya se vale solito tu ego autocomplaciente y autoafirmante.
Corolario: Por tanto, no es pertinente contestarle al distinto de forma disgregadora, de forma poco o nada conciliadora cuando nos interpela con una pregunta. No es pertinente ni educado responderle: esa es tu opinión o eso es lo que tú piensas etc. etc.
Cuando nos vemos y donde quedamos
jueves, 23 de mayo de 2024
LA FRACTURA
SENTIRSE HERIDO POR LA VIDA NO ES PARA TANTO
¿Cual es el reverso de la comodidad y conformidad aniquilante e indiferente en que vivimos? Pues que esa realidad es opaca y nosotros siempre vamos a ciegas, aunque nos creemos que lo sabemos todo y lo controlamos todo. Aunque creamos que somos especiales. Y nuestros intentos de comprenderla en una comprensión total, o de abarcarla con el primer golpe de ojo, son infructuosos. Lo real se define precisamente por la imposibilidad de pillarlo, es igual la época. Nada hay más sorprendente, más mágico, más poético. En un hospital todo lo dicho anteriormente ocurre con mayor motivo e intensidad, porque la distancia entre la vida y la muerte se achica. De repente, en este hospital, todo el mundo es mortal y se siente amenazado por la vida. Ya ves. Talmente es lo que ocurre en la película de Catherine Corsini “La fractura.”Ocurre, valga decirlo, sin que la sonrisa que produce en el espectador el sentido del humor que conduce la historia no deje de aflorar en sus labios. Al fin y al cabo, sentirse herido por la vida tampoco es para tanto. Todo ello forma parte del hecho de seguir existiendo, juntos. ¡Más madera!, como diría Groucho Marx, quien supo como nadie darle al efecto cómico rápido e inesperado del gag el protagonismo principal que se merece en la ficción narrativa, liberándolo de su condición de secundario o guarnición. Esta es la estructura narrativa que elige Corsini para contarnos su historia.
Los acontecimientos, o gags, que sin cesar suceden en la película se hacen notables en el trayecto que ofrecen al espectador cuando aparecen en primer plano. Así como la araña teje un capullo digestivo alrededor de su presa, la mente del espectador aísla el acto inesperado o inusualmente rápido de ese primer plano para desplegar en torno a él una red de significados con el fin de admitirlo y comprenderlo. Pero el acto, sea cual sea, sólo es movimiento efímero en la sucesión de gesticulaciones que están ocurriendo en el mundo del hospital y en sus alrededores. Así es como nos presenta su historia la directora Corsini: más allá de la actualidad, que, como ciudadanos sabemos, es una actualidad que se presenta en los medios de desinformación de masas deshilachada, llena de emocionalidades enfrentadas e incomunicadas a fuerza de ser básicas o tribales. No es que más allá de esa actualidad mediática que presenta la película de Corsini las cosas se aclaren mucho, pero hay una especie de catarsis en ver todas las sombras a la vez, danzando en el mismo escenario. Ya lo decían los griegos: las emociones se purifican en contacto con lo inefable, con lo que no tiene ni media palabra, ni te la dice, ni se la espera.
Este hospital de la película no es un hospital más, este hospital y lo que ocurre dentro y sus alrededores solo existe durante el tiempo que dura la película y mientras los espectadores la vemos. Como la casa en Dublin de la película de “los muertos”, que vimos hace poco, solo existe entre el tiempo que Houston ha decidido poner un principio y un final. En el hospital, y algo brutalmente, me pareció oír decir a un espectador ausente de la tertulia: “me vi frente a un universo cotidiano al que generalmente nunca estoy expuesto, funcionaba según el lema: Imposible desentendernos más del asunto que allí nos había convocando.” Sin embargo, el hospital de la peli no está concebido solo para la enfermedad y la muerte, sino como parte inseparable de la vida. Lejos del silencio del cementerio o de la frialdad del laboratorio de las farmacéuticas. Ese negocio. Un hospital que recibe a la Vida con toda su arbitrariedad y cálido alboroto como si entrara en un mercado de abastos. Entendido no tanto como un espacio de compra y venta de mercancías, sino como un espacio de encuentro de fuerzas humanas heterogéneas que nunca se hubieran encontrado de seguir por separado la comodidad y conformidad aniquilante de sus vidas, como dije al principio.
Así Julie y Raf, así Yann, así la enfermera de las rastas, en sus correrías inacabables por los pasillos del hospital marcando el ritmo y el tono de sus cuerpos y de sus almas así la señora que acaba muriendo en silencio en un rincón apartado rodeada de toda esa algaravía. Así, como no, los chalecos amarillos que ponen el hilo musical en el interior del hospital con el estruendo de sus justas reivindicaciones afuera, así con el contrapunto obligatorio de las sirenas de la policía y de las ambulancias que no dejan de sonar tratando de reponer el orden en la Gran Noche de las Fracturas. Una noche en la que todo parece romperse, desde el codo de Juli y la pierna de Yan, hasta el mundo profesional de la enfermera de las rastras, en fin, hasta el mundo del bienestar que los protagonistas y los espectadores habíamos creído que sería para siempre. Pues así nos han educado: como tipos especiales, los más especiales e irrompibles al otro lado de la enfermedad y la muerte. Y de nada vale clamar para que comparezca el culpable. En esta ocasión el culpable no tiene ni media palabra, ni nos la dirá, ni se espera que nos la diga. Es inefable. Como los grandes misterios que sostienen la vida.
jueves, 16 de mayo de 2024
HASTA EL FIN DEL MUNDO
ERES MI MAR
Lo primero que convenga destacar es que la película “Hasta el fin del mundo”, de Viggo Mortensen, no es un western mas en el sentido clásico de destino absoluto de conquista y aniquilación, sino una historia de amor nacida en San Francisco con fondo de drama rural de tradición europea griega que se da en esas latitudes de California. Porque el tiempo narrativo no entiende de geografía, a diferencia del tiempo histórico que se pega al terreno como la uña a la carne. Quedémonos con el piropo que Holger Olsen le lanza a Vivienne Le Coudy al poco tiempo de irse a vivir juntos en una casa de campo que se están construyendo a las afueras de la ciudad, que pronto se va a convertir en una ciudad de mineros. “Eres mi mar”, le dice Olsen. “El mar no es abarcable”, le contesta Vivienne. Oigamos también las últimas palabras de Olsen para responder a su hijo adoptado que le pregunta a su padre si el mar a donde han llegado cabalgando es el fin del mundo. Olsen le responde: “Sí, de este.” Fin de la historia.
Por tanto, la película se puede ver siguiendo la estela de las palabras de Vivienne, que vienen a decir que no hay ningún punto de vista desde el cual el mundo aparezca como un hecho unitario y las últimas de Olsen: “Sí, de este.” Lo cual justificaría la manera de utilizar el recurso del flasback mediante el que trata las continuidades y las discontinuidades de la historia por igual.
El problema de ver esta peli con los ojos del ofendidito y ególatra moderno - ese ser que siempre se siente especial - es que hace tiempo metió la virtud del buenismo y la corrección política en el saco de lo moral donde chapotean todas las identidades que ahí caben, que de momento parece, el saco, que no tiene fondo. Que Olsen se vaya a la guerra para defender la Union Federal de los Estados Unidos de America, fíjate, dejando a su mujer, que es la más feminista a ese lado del Misisipí, sin que lo amenace con dejarlo plantado, fíjate un poco más, es como para dejar de lado nuestra herencia de felicidad cristiano Romana, para no llamarlo machista, y desempolvar los apuntes de nuestra herencia de felicidad griega para llamarlo Ulises, nuestro héroe por antonomasia.
Vayamos por partes. La felicidad romana se basa en lo que has sembrado con valor y coraje previamente, aunque lo que en verdad es el pan y el cierto. Ya tu sabes. Si no has sembrado diálogo y concordia porque eres un cobarde sin alma, lo que recoges al final es insultos y enfrentamientos constantes y la guerra civil llamando a la puerta de tu casa o a la pantalla de tu teléfono inteligente. Sin embargo la felicidad griega es estar a gusto con lo que es divino en nosotros, es decir, con lo azaroso, lo accidental que tiene toda vida, con lo oscuro, lo difícil, con lo que no entendemos y no entenderemos nunca. Estar a gusto con la búsqueda del sentido último de las cosas y no con el sentido inmediato y urgente de las cosas de cada día.
Ni que decir tiene que Olsen opta por la felicidad griega y Vivienne también. Los dos le meten valor y coraje a los asuntos de sus vidas y se enfrentan a lo desconocido y a lo que no entienden. Olsen a la guerra, Vivienne a la guerra que le declara, violación incluida con resultado de hijo - el que adopta Olsen al volver a fItaca - , el más vil de sus vecinos y pretendientes. El resultado es trágico con resultado de muerte. La de Vivianne infectada de sífilis por su violador y la de su violador mismo a manos de Olsen. Pero la llegada de este al mar con su hijo adoptado, como punto final del mundo, de ese mundo donde se existe, donde tiene lugar el amor y la muerte, repara con su intensidad inusitada la vida de todos sus habitantes.
miércoles, 15 de mayo de 2024
CORPUS CHRISTI
EL CONFESOR PERPETUO DEL ALMA
Entre los unos y los otros y los de más allá, de una forma u otra, hemos proscrito en la cultura occidental el concepto del alma y la idea de Dios (no confundir con la figura bíblica de Dios), lo que hace que vivamos cada vez más deshumanizados, o más dependientes de las máquinas, que viene a ser lo mismo.
Dicho de otro modo: entre los unos y los otros y los de más allá, hemos creado un mundo donde la razón instrumental tecno científica - que con su perspectiva gallinácea o de corto alcance es indiferente al sentido último de las personas y las cosas, vendiendo como un producto más solo el sentido inmediato de cada uno mismo por separado - ha eclipsado a las razones sensibles del corazón, olvidando la vieja advertencia de Pascal según la cual la verdad no es un dato empírico y utilitarista, sino un acto de recíproca comprensión entre los unos y los otros y los de más allá asociada a la esperanza de todos.
Es lo que hace el falso cura polaco, protagonista principal de la peli “Corpus Christi”, de Jan Komasa. Reinstaurar la esperanza en la comunidad religiosa donde recala, después de abandonar el reformatorio de donde procede, que arrastra un problema de confianza entre sus miembros y, por tanto, de desesperanza recíproca, que altera la concordia dentro de su convivencia diaria. Todo ello sin que los ritos (misa, confesión, comunión, etc.) que son esenciales para la iglesia católica, no pierdan un ápice de su protagonismo en el desarrollo de la trama. Incluido el más literario de todos esos ritos, a saber, echar mano de la parábola como recurso narrativo inmejorable para hacer entender a los feligreses y los espectadores lo que de otra manera seria difícilmente inteligible. No otra cosa hizo Jesucristo, cuya imagen de crucificado no deja de presidir todos los ritos mencionados, tal y como mencionan las Sagradas Escrituras: usar la parábola para hacer entender su mensaje de salvación a las personas que se encontraba en su camino, o acudían a sus sermones para escuchar sus palabras.
Lo que cabe resaltar no es tanto el uso de la parábola como la manera que el director de la película, Jan Komasa, la inscribe o la inserta en la puesta en escena. En el cuento de Chéjov, “Retrato de un jardinero mayor”, ya vimos como se hace uso de la parábola, o de la fábula, para explicar y justificar la muerte del doctor por accidente, pues ningún hijo de Dios puede cometer un asesinato en la persona de un hombre tan perfecto como aquel. Necesariamente tiene que ser un accidente. A pesar de que las pruebas científicas lo desmienten de forma categórica. Para lo cual el narrador del cuento echa mano de una leyenda (fábula, parábola, tanto da) por boca del jardinero mayor, que a su vez se la contó su abuela hace ya muchos años, que la había oído desde siempre, por decirlo así. O sea, alguien, el narrador, le dice al lector de forma explícita que el jardinero mayor nos va a contar la leyenda que le contó su abuela que la había oído toda su vida. En el caso de la película, la leyenda o la parábola no queda ante el espectador de forma tan evidente. Probablemente, me atrevo a sugerir, porque el espectador o lector de hoy no es el lector de la época de Chéjov. En teoría, solo en teoría, está más acostumbrado a relacionarse con la complejidad del mundo que le ha tocado vivir.
Fijémonos con atención como recibe el vicario oficial de la Iglesia del pueblo a Daniel, el cura que llega allí del reformatorio, cuando debería haber ido a un aserradero, verdadero destino de us libertad condicional. La curia no se tiene que enterar de lo nuestro, le dice el veterano vicario al aprendiz. Lo nuestro no es otra cosa que yo te dejo al frente de mi iglesia y desparezco, bajo la disculpa de una enfermedad, hasta casi el final de la peli, donde vuelvo a aparecer aupado sobre el púlpito e iniciando mi sermón diciendo: todo ha sido una parábola. Momento en que el espectador, junto a los feligreses, se da cuenta que es lo que ha estado viendo hasta ese instante. Ya que todos tenemos dificultades, yo el primero - continúa perorando el veterano vicario - para entender lo que nos pasa a veces en la vida. Estamos ante la crisis de la Fe, dicho en cristiano, que es lo que estaba sufriendo la vecindad, después del tremendo accidente donde uno de los vecinos chocó su coche contra otro en el iban unos cuantos vecinos jóvenes, muriendo todos en el accidente. Ese era el asunto que mantenía cada vez más enconados y llenos de odio a una parte del pueblo contra la otra. Y el vicario en medio, sin saber que hacer pues había perdido la confianza de sus feligreses, y su propia e en la misión que tenía encomendada. Hasta que llegó Daniel…y se convirtió en protagonista principal de la parábola que imagina el veterano vicario. Que no es otra cosa que poner en marcha, como siempre desde el que el mundo es mundo, la forma indirecta de la ficción para abordar de forma eficiente la complejidad de lo real, más allá de la propia actualidad mecánica de lo real. Como solo la ficción sabe hacerlo, buscando el sentido último de las personas y las cosas.
miércoles, 8 de mayo de 2024
RELATO DE UN JARDINERO MAYOR y 2
ADULTOS ALFABETIZADOS E INFORMADOS
Muy lejos de la imagen externa de los adultos de la época en que Anton Chéjov escribió el “Relato de un jardinero mayor” - la inmensa mayoría analfabetos y desinformados - no es óbice para que este cuento oriente, desde entonces, la atención de quien lo lea hacia sus sentimientos adultos. Entendiendo esta forma de sentir, ser adultos, la propia de una etapa de la vida humana en la que se es plenamente consciente - se sepa leer o no, se este informado o no - de la mortalidad, finitud, imperfección e interdependencia de la tal condición humana. Ser adulto como una forma de intemporalidad cuyos ingredientes eternos forman el carácter de los acontecimientos particulares de cada época. Para entendernos, ser adulto en 1894 (cuando se escribió el cuento) y serlo en 2024 (cuando tenemos una nueva experiencia al leerlo) no es lo mismo en cuando a la apariencia de ser adulto, pero sigue siendo lo mismo en cuanto a la consciencia íntima de serlo: mortalidad, finitud,…etc.
Se puede deducir como lector, a partir del razonamiento anterior, que la intención de Chéjov al escribir este cuento es colocar los problemas cotidianos de elección moral, por ejemplo, el comportamiento de la justicia humana referida a la muerte del médico Wilson, en el seno de un dilema superior como es el sentido último de las cosas que ilumina la infinita bondad de Dios, que en última instancia contempla todos los actos humanos. Para lo cual hace uso de una compleja red de narradores, que otorgan al relato una mayor competencia y verosimilitud narrativas ante el lector.
A saber, el narrador del cuento dice al lector que el jardinero mayor le cuenta una simpática leyenda que le contó su abuela hace tiempo, inspirada en la sentencia absolutoria dictada a favor de un tipo medio gitano que pasaba cerca de la floristería donde estaba conversando, además de con el jardinero mayor, con un joven comerciante de madera y un terrateniente vecino del narrador. El jardinero mayor habló así:
“Si los letrados ponen más fe en el hombre que en las pruebas y los discursos, ¿no es acaso, esta fe superior en sí misma a todos los cálculos humanos?…Pero está fe está solo al alcance de unos cuantos…, de los que son capaces de comprender y llevar a Cristo dentro de sí.
- Es una bella idea - dijo el narrador.
- Pero no nueva, sin embargo. Creo recordar haber oído un día, hace ya mucho tiempo, una leyenda sobre el tema semejante.
Todos le pedimos que la contara, pese a la aspereza del idioma ruso” - dijo el narrador.
Dentro de esa leyenda hay que destacar que los letrados que dirigieron las pesquisas y los procedimientos judiciales, y los médicos que se encargaron de examinar el cadáver del médico haciendo un autopsia pormenorizada, tal y como le contó la abuela al jardinero mayor, convencieron a los habitantes de la ciudad que: “Se antojaba a todos inverosímil que pudiera existir un ser con suficiente bajeza y villanía para matar al doctor. ¡Hasta la villanía tiene sus límites! No es verdad.” Dijo el jardinero mayor, según decía el relato que le contó su abuela.
Si algo puede aprender de la lectura de este cuento el lector adulto contemporáneo es la toma de conciencia de la pérdida del sentido último de las personas y las cosas que caracteriza a la época que le ha tocado vivir. Siendo sustituido por un sentido inmediato y útil de uno mismo, al que puede acceder cualquiera que se lo proponga mediante la simple puesta en marcha de su voluntad y deseo.