martes, 22 de noviembre de 2022

LOS AMANTES DE LA NOCHE

 Alguien de la tertulia dijo, ante las imágenes de la primera película de Nicolás Ray, que deberíamos preguntarnos sobre el hecho, a la luz de la evolución del lenguaje cinematográfico, de lo que significa hoy volver a esas películas antiguas filmadas, pongamos, en los años 40 del siglo pasado. Otra espectadora, por contra, se puso desde el principio del lado del blanco y negro de la película y de las peripecias de los amantes, mientras trataban de sacar adelante su historia de amor en un ambiente rodeado predominantemente de espinos, dijo con una imagen acertada a su visión del asunto. El resto de espectadores resaltó, de forma diversa, la debilidad de la película no tanto por el lenguaje de la época, ni en la ausencia de color, como en la construcción misma de la historia. La debilidad de la película, vinieron a decir, está en el guión que la sustenta. Ese matrimonio, por decirlo así, entre la villanía inherente al mundo y la ingenuidad no aprendida o infantil de los amantes no acababa de funcionar del todo bien, igual que en la sabana africana no puede acabar bien la ferocidad de una manada de leones hambrientos y un par de gacelas que pasaban por allí. Había un desajuste entre las partes que, al fin y a la postre, afectaba al resultado final del conjunto, sí de lo que se trataba, como es lo propio del acto creativo, era abandonar la lógica implacable de la sabana africana e imaginar a ver qué pasa. Un desajuste que se traducía en una fatal determinación natural, que influía en cualquier destino que quedase atrapado bajo la influencia. Como así ocurre con todos los personajes que se dan cita en esta primera película del director norteamericano.