UN VIAJE ENTRE EL EVENTO Y LA NOCIÓN DEL ALMA
Todo lo que se muestra en la película “la ley del mercado” nos es fácil reconocerlo e identificarnos a favor o en contra de ello. Únicamente la escena final es un enigma, de la misma estirpe del que lleva latiendo desde que nacimos en nuestra alma (o espíritu, o conciencia, o intimidad). Todo lo que es fácil reconocer e identificarnos con ello, a favor o en contra, está agrupado dentro de lo hoy se denomina genéricamente evento (cultural, laboral, político, familiar, social...) El evento como todo hecho histórico tiene fecha de caducidad, lo cual tiene que ver con la ficción que da forma a nuestras identidades (no se entienda esta expresión como algo peyorativo) a favor o en contra, que hayamos adoptado dentro de eso que llamamos Sistema, de ahí la proliferación de eventos. Hasta aquí la frontera de ese Sistema, que es cambiante según las épocas. Sin embargo, nuestra imaginación, que es lo que nos hace sentir íntimamente el evento o nuestro papel dentro del Sistema, dura toda la vida, lo cual tiene que ver con la certeza que tengamos de nuestra alma (o espíritu, o conciencia, o intimidad), que atraviesa a todas las épocas. A partir de aquí el ámbito de esa noción de alma. Por tanto, nos movemos, es decir, existimos, entre el límite de aquella ficción exterior identitaria, a favor o en contra, del Sistema, y la existencia de lo que la rebasa, es decir, la certeza de nuestra vida interior (o alma, o espíritu o conciencia). Por eso cada acción de identidad eventista, por llamarla así, abre la posibilidad de crear un espacio y un tiempo, un lenguaje y una sintaxis, que permita conocer y reconocer a alguien que escuche, el otro, para que esa acción no sea solo un mero acto onanista y narcisista del yo encumbrado en el Sistema o decepcionado con Él. Es decir, para que nos permita vislumbrar renovadamente la certeza en nuestra noción del alma (o espíritu, o conciencia, o intimidad).
La película de “La ley del mercado” muestra diferentes eventos del Sistema Actual, centrada más en lo laboral y familiar. Sin embargo, la historia de Thierry, su protagonista principal, es la historia del tránsito de su existencia entre esos dos ámbitos mencionados, a saber, su ficción identitaria laboral y familiar, y la noción de lo que late en su interior. Dentro del Sistema ha representado bien el papel de marido, de padre y de trabajador leal, pero ya he dicho antes que esas ficciones no duran siempre, la empresa donde ha trabajo toda su vida laboral lo ha despedido. La escena final es la rúbrica de que, por primera vez, la experiencia de ese viaje entre sus ficciones exteriores
dentro del Sistema y su noción de vida íntima la siente como verdadera en forma de alma, espíritu, o conciencia.