miércoles, 8 de mayo de 2013
SOBRE LOS EXPERTOS Y LOS ADOLESCENTES 2
La preeminencia de los expertos modernos en la "solución de
los misterios" de la vida humana es un asunto que ya dura demasiado.
Chamanes ha habido toda la vida, y, dada nuestra condición inabarcable, supongo
que no podremos prescindir de ellos nunca. De lo que uno empieza a estar
cansado es de lo incompetentes que son los que nos han tocado en el momento actual. Siempre que llegan al estadio final de su decadencia les ocurre lo mismo. Incompetencia, que como la de los de antaño, produce una inexplicable adicción
entre sus feligreses. Y como todas las
religiones monoteístas - en eso se nota su herencia judeo cristiana -, no dejan
que respire a su lado las formas de hacer de otros sacerdotes y sus
correspondientes liturgias. Se matan entre ellos por tener toda la razón.
Si tenemos dos orejas y una boca, será para que escuchemos más de lo que
hablamos, ergo, un hijo, o una hija, menor de edad es el resultado provisional
de lo que existe en el campo de acción familiar que hayan
sido capaces de crear cuatro orejas y dos bocas.
Pero para esto no hace falta un experto. Hace falta gente que no solo tenga
orejas, también oídos, y que no solo tenga boca, también algo que decir y su
forma de hacerlo. Tenga palabras. Hacen falta seres que sepan hablar y que, sobre todo, sepan
escuchar. Pero para esto no hace falta un experto. Puesto que lo que uno tiene
que hablar y sobre lo que tiene que escuchar se lo dicta la necesidad que emana
de su experiencia, que en el caso de un menor de edad se circunscribe en gran
medida al universo familiar. Callar es una forma de estar, y de ser ahí, cuando
no hay nada que decir ni que escuchar. Otra cosa es abrir la boca para insultar
y faltar al respeto a quien te da cobijo y alimento. Pero para enfrentarse a
eso no hace falta un experto. Lo cual, por otra parte, no es nada excepcional
dentro de la evolución de la especie, de una manera u otra nos ha pasado a
todos los que a ella pertenecemos. No se que pinta, entonces, un experto en el
trato con lo que es natural. Por otro lado, es público y notorio, que no hemos
llegado hasta aquí como especie siguiendo los "consejos sabios" de
los expertos en asuntos humanos - siempre que les hemos hecho caso nos
han metido en un callejón sin salida cuando no en la ruina y el horror - sino
aprendiendo a tratar con nuestros propios errores sin abandonar el ámbito donde
se han producido. Por eso seguimos existiendo, aunque, otra paradoja más como
decía antes, necesitemos "tener a los expertos" ahí cerca por si
acaso. Vivir la vida es igual al miedo que acompaña al intentarlo. No se puede
entender la una sin el otro. Siempre van juntos. Pero para saber adaptarte a
esto o no hace falta un experto. Es como si necesitásemos un experto para ver
salir el sol cada mañana, o para adaptarse a los monzones o la altura. En todo
caso nos hace falta un "chamán" que nos haga ver como es en verdad el trato con la vida que no vemos, y sus consecuencia sobre la que vemos cada día. Por lo que hace, es decir, por su forma de escuchar
y de contar eso que hace y que quiere contarnos. Y así hemos llegado de nuevo a la
ficción, la única forma posible de entender
lo que en realidad nos pasa. La única forma tolerable de
aceptar la "charlatanería de los chamanes". De los "expertos" en contar.