jueves, 13 de febrero de 2025

LOS LUNES AL SOL

 BUSCAR EL SER

León de Aranoa no representa el demos sindicalista (democracia obrera) roto por la agresión del empresario naval, a saber, las asambleas y las manifestaciones. No. Más bien construye el limbo donde se quedan los trabajadores cuando ese demos sindicalista ya no se puede representar por falta de Fe en las fuerzas que aún les quedan a aquellos trabajadores. O sencillamente porque ya no hay fuerzas que oponer en el campo de batalla. La locución que da título a la película: los lunes al sol (tiempo) o el bar “el naval” (espacio), representan cabalmente las coordenadas espacio temporales de ese limbo en el que habitan Santa y sus colegas. 


Una de las asistentes a la tertulia dijo, que lo que le había gustado de este film era ver con sus propios ojos como sería su vida si no tuviera trabajo, ¿qué haría?, ¿con quién estaría?, ¿cómo se enfrentaría a esa situación? Luego dio un paso más y lanzó la siguiente pregunta a los demás tertulianos: ¿por qué estamos en la vida? Como suele suceder ante este tipo de audacias expresivas, las caras de los cobardes se llenaron de perplejidad, pero rápidamente mutaron al habitual supremacismo moral con sustrato de ignorancia oceánica del tipo: no empieces con tus ringorrangos existenciales. Yo pensé, entonces, que la cosa se iba quedar ahí como también era habitual, pero no fue así. La tertuliana existencialista tenía ganas de conversación y no dio su brazo a torcer. Dijo, aupándose levemente sobre la silla donde estaba sentada, estamos en la vida para descubrir nuestro ser. No otra cosa es lo que hacen los protagonistas de la película “Los lunes al sol”, remató la faena de su intervención. Una cosa seria compareció de repente entre los espectadores que estábamos sentados alrededor de la mesa. Algo que nos desconcertó y, sin previo aviso, nos emparentó con lo que le sucedía a los protagonistas de la peli. ¿Que les sucedía? Que han perdido su trabajo, eso es lo que dicen, eso es lo que vemos. ¿Pero que nos quieren contar con su ir y venir por las calles de la ciudad donde viven? ¿Con su entrar y salir en el bar El Naval, que uno de ellos ha levantado con la indemnización que le han dado? Si han perdido el trabajo, ¿que han perdido realmente?, comentó la tertuliana existencialista. ¿Que están buscando en verdad en ese ir y venir o en ese entrar y salir? ¿Que le devuelvan el trabajo perdido? ¿Que le den el trabajo que se merecen? Ya dije al principio que no era ese el enfoque que le había dado a la película su director, Fernando Leon de Aranoa. Dada su insistencia Santa y sus colegas -  a tenor de como combaten el pesimismo de sus razonamientos con el optimismo saltimbanqui de sus voluntades - parece que buscan algo que les falta y que no es el trabajo perdido del que, como del paraíso, han sido expulsados sin piedad para siempre. Una expulsión que afecta directamente a la manera que, hasta ese momento, ellos han respondido a la pregunta que nos ocupa desde hace unas líneas, repito, ¿por qué estamos en la vida? Santa y sus colegas, hasta el momento de su despido, lo han tenido claro: estamos en la vida para trabajar y ganar dinero. Jamás se les ha ocurrido pensar quienes son. O si, para ellos ser y estar, estar y ser, en la vida es lo mismo: trabajar y ganar dinero, ganar dinero y trabajar. Y, por supuesto, gastarse el dinero ganado, cerrando así el círculo de lo que ellos consideran vivir bien. Pero ahora que todo eso ha acabado y siguen vivos para contarlo, con Santa y José a la cabeza de ese frente narrativo, ¿cómo lo hacen para que al final de la peli sigan siendo seres inteligentes y dignos?


Este fue el momento de gloria de la pregunta y respuesta de la tertuliana existencialista. Repito. ¿Por qué estamos en la vida? Para buscar nuestro ser, que ha permanecido oculto y olvidado detrás del velo del estar trabajando y ganando dinero, y todas las derivadas sociales y psíquicas que de ese mandato original se desprenden. Mandato original, no olvidemos, que tiene raigambre bíblica: ganarás el pan con el sudor de tu frente. De ahí, continuó la tertuliana existencialista, que sea la última escena de la película, en la que Santa y José subidos al ferry que han secuestrando y atracado en el medio de la bahía, a la vista de todos lo viajeros que están esperando desconcertados en la orilla, se preguntan hoy qué día es: lunes contestan. Y a continuación, con un abandono que ya es definitivo de ese estar trabajando para ganar dinero y vivir bien, se disponen a gozar de su ser descubierto en ese mismo instante ante los espectadores en la pantalla y ante los viajeros incrédulos en la orilla del muelle donde siguen esperando a ver qué pasa. Esperando, claro está, para ir a cumplir sus quehaceres cotidianos.