Los desarraigados
Quienes se quejan de su soledad deben haber perdido algo,
perdido alguna conexión viviente con el cosmos, fuera de ellos,
perdido su fluir vital,
como planta a la que han cortado las raíces.
Y están llorando como plantas a las que han cortado la raíz.
Pero la presencia de otras personas no les dará una nueva conexión con las raíces.
Solo les hará olvidar.
Deberían lenta y laboriosamente, en soledad, echar nuevas raíces
en lo desconocido, y arraigarse.
