jueves, 22 de agosto de 2024

CRÓNICAS DEL RÍO MENO 3

VIVIR Y CASARSE EN FRANKFURT. POR ESTE ORDEN

Valga decir antes de empezar a caminar, y como contrapunto al espíritu de Wagner, que el espíritu de Goethe permanece y deambula por la ciudad desaparecida de Frankfurt debido a las bombas de la Segunda Guerra Mundial. Permanece y deambula pero hay que darle tiempo, si quieres que aparezca entre las nuevas construcciones modernas que se han levantado alrededor de su casa y su antiguo barrio. Volveremos sobre estos fantasmas más adelante. 


Así que lo primero es desayunar en el Wiener finebräcker cerca de la Ostbanhof. No iba a ser una jornada ciclista, sino peatonal, pero nos complacía sentirla como si lo fuera, a efectos del desayuno matinal. Este es un momento importante en el día habitual de un cicloturista, que sabe que tiene por delante un puñado de kilómetros que ha de recorrer a golpe de pedal. El temor a quedarte  sin fuerzas, a que te entre la maldita “pájara”, que ya sabes de su padecimiento, hace que te sientes a la mesa con un especial fervor gastronómico. Nunca te parece suficiente lo que metes en la andorga. Por si acaso. Es una experiencia my básica, como si no hubiera un mañana, pero al darse dentro de la máxima abundancia que no para, te sirve para entender ese mundo donde no vives y al que sabes que volverás sin remedio quince o veinte días más tarde. Es lo que te gratifica y, porque no decirlo, te ilumina de la fisicidad del pedaleo. Después del desayuno fuimos a la central de la DB (la Renfe alemana) para sacar el billete del viaje del lunes a Bayreuth. Es otro de los rituales inaplazables en estos inicios de las rutas ciclistas. La DB te lleva a ti y a tu bici a cualquier rincón de Alemania, siempre y cuando tengas la suficiente paciencia para hacer los transbordos pertinentes. Es por ello que cuanto antes compres los billetes más posibilidades tienes de hacer menos transbordos y llegar lo antes posible a tu destino. Dicho y hecho, a media mañana del día siguiente a la victoria de la Roja teníamos los billetes para viajar a Bayreuth. Con dos transbordos, pues en el tren que hacia el trayecto sin transbordos no había sitio para la bici. Si uno cree en las sincronicidades humanas, es fácil deducir que una cosa tuvo que ver con la otra. Metodología alemana. Así quedaron arruinados en la última guerra y ahora vuelven a ser los primeros de la clase europea.


Decíamos entonces que la andorga estaba llena y los billetes de tren bien guardados en el bolsillo, lo cual nos dejaba en las condiciones ideales para visitar la iglesia de St Peter, junto con la catedral una de las más grandes de Frankfurt, conocida por su cercanía a las antiguas murallas medievales.También es una de las parroquias con más extensión de terreno, en cuyo alrededor quedan restos de enterramientos entre ellos los de la madre y el padre de Goethe. El espíritu del autor del Fausto se nos apareció por primera vez, no eran equivocadas las previsiones, repito, a pesar de las bombas. 


Teniendo en cuenta que esta es la cuarta visita que hacemos a la ciudad del Meno, ha crecido un apego que se aproxima al amor por su palmito urbanístico, también por el color y olor humano de sus vecinos que nos invita a pensar que esta podía ser una ciudad para vivir o llegado el caso para aprender alemán. Nos dimos cuenta que hacía falta, por tanto, prestarle nuestra atención a esta forma de sentir y de mirar. Así que nos cambiamos el disfraz de turista por el de ciudadano a punto de emigrar y nos fuimos a dar una vuelta por los barrios residenciales del noreste de Frankfurt. Entiéndase residencial como el lugar donde residen de forma estable quienes no son turistas ocasionales de la ciudad. No se entienda  residencial como sinónimo de elegante o aristocrático o el lugar donde viven los ricos, digámoslo así, por oposición a los lugares donde habitan los pobres. La turistización mundial te obliga a hacer esta clasificación, para salvar lo normal de la vida de los contribuyentes en los extrarradios de sus ciudades de la aparente extrañeza de los turistas del mundo encastrados como una plaga en el centro. El paseo por los barrios residenciales de Frankfurt te da una idea acertada de cómo viven estos alemanes del centro de Alemania. El diagnóstico es claro, viven bien con su racionalidad y disciplina de origen luterano, Hasta tal punto es así que su estilo de vida es también una invitación a unirse a ellos y hacer lo propio ocupando alguno de los pisos que fuimos viviendo mientras callejeábamos por esos barrios, y tenían el rótulo de se alquila. Valga decir, por tanto, que Frankfurt es una ciudad  habitable en el sentido que nos respondería el planeta si le hiciésemos preguntas de este tipo, no los salvadores del planeta que nos responderían que todo está fatal y que el planeta se hunde si no hacemos lo que en su púlpito predican sin descanso. Saliendo por el norte vamos a un barrio con bares, tiendas y restaurantes a lo largo de la calle principal que dejamos para dirigirnos a MousonTurm, un edificio de ladrillo rojo que se dedica a la cultura, teatro, pintura y otras materias. Ya ves el espacio de la clase media en estado efervescente. Cabe resaltar que este edificio se construyó bajo la influencia estética del Expresionismo del ladrillo. El término expresionismo de ladrillo distingue una variante específica de la arquitectura expresionista que utiliza ladrillo, teja o ladrillo vitrificado como material de construcción preferido. Los edificios de este estilo se construyeron principalmente en la década de 1920, y especialmente en Alemania. El expresionismo de ladrillo se desarrolló al mismo tiempo que la nueva objetividad de la arquitectura Bauhaus. Pero mientras los arquitectos de la Bauhaus abogaban por el abandono de todos los elementos decorativos, los arquitectos expresionistas desarrollaron una forma distinta de ornamentación, a menudo hecha de elementos ásperos, angulares o puntiagudos. Estos sirvieron para expresar el dinamismo de la época, llenos de intensidad y tensión. El ladrillo vitrificado es muy maleable a altas temperaturas, especialmente para fachadas. Este material era especialmente adecuado para edificios industriales debido a las difíciles condiciones climáticas, particularmente en el área del Ruhr. Estas características fachadas rugosas y la rica variedad de colores, desde el marrón hasta el púrpura y el rojo, también contribuyeron a la popularidad del material. 


Seguimos nuestra ruta de clase media y llegamos a la plaza Römerberg donde un gran manada de turistas, ¡cielo santo!, baila al ritmo de una melodía algo oriental que sale de un gran altavoz. No muy lejos de esta algarabía, los kioskos de souvenirs te venden banderas de la Eurocopa de todos los colores. Puedes elegir el que quieras, y combinarlos como quieras, cobran lo mismo. La plaza Römerberg está considerada como el corazón histórico de la Altstadt ("Ciudad vieja") y es una importante atracción turística en la actualidad, especialmente durante la Navidad gracias a su mercado navideño. Lo que hace singular a esta hermosa plaza es que todos sus edificios fueron reconstruidos después de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, para recuperar la imagen medieval que tendía la ciudad hasta entonces. Entre estos edificios destacan el ayuntamiento, el museo histórico de la ciudad, la iglesia gótica de San Nicolas, la fuente de la justicia situada en el centro de la plaza. No te pierdas las bodas de los sábados en la puerta del ayuntamiento. Si ya hemos alquilado el piso, lo normal es casarse. Pues nos casamos.