NOCTURNO
Deliciosa noche
de mediados de primavera:
sedosa, ligera, acariciante
como un aromático ungüento
impregnado de fragante humedad.
No hay noches como esta
salvo en mayo (y de junio
los primeros siete u ocho días).
La luna está velada: me dice
el pastor que llevo dentro
que quizá mañana lloverá.
El silencio
es profundo como un rezo.
Lo entrevero
con la música inmortal de Goethe
y me repito —suaves cadencias
de un ritornello interior—
que el universo (del mundo
no hablo ahora) no podría
estar hecho mejor.