De un sosegado asombro
Vida, no me arrebates esta paz.
Acaba de pasar
un río de estorninos en la distancia
y apagarse un fulgor de cirros sobre el mar.
Vida, no lleves
contigo esta promesa
de soñar que algún día nuestros labios
pronunciarán palabras que serán para otros
motivo de esperanza.
Vida, no inocules más belleza
en este crepúsculo que trae
a los ojos pasmados
un anhelo imposible de saciar.